Editorial

La moderación y el efecto escalón controlan la subida de precios

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El IPC dio ayer una buena noticia a los bolsillos de los españoles y, de paso, al candidato socialista a la reelección al frente del Gobierno, Pedro Sánchez, que celebró en redes sociales que España se hubiera convertido en la primera gran economía de la zona euro que reduce la inflación por debajo del dos por ciento, el objetivo marcado por el BCE y que no se alcanzaba desde hace 27 meses. «Un éxito de país que mejora la competitividad de empresas y el poder adquisitivo de los salarios», dijo Sánchez, sobre una desescalada del IPC que se redujo en su evolución anual en junio respecto a mayo en todas las comunidades, especialmente en territorios como Castilla-La Mancha, Castilla y León y Navarra, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Esa moderación de la inflación tiene que ver, y mucho, con el control de precios de la energía que ha posibilitado la excepción ibérica. La invasión de Ucrania por Putin generalizó un alza en la luz y el gas que se ha contenido hasta el punto de que esos recibos son ya más baratos que hace un año. Sin embargo, el IPC sigue teniendo el borrón que supone llenar la cesta de la compra. Aunque menos, los alimentos siguen encareciéndose. El azúcar, la carne de cerdo, la leche o los huevos provocan aún más de un susto en el ticket de la compra, aunque su subida es menor a la de hace un año, cuando saltaron todas las alarmas con cifras de inflación que no se registraban en España desde hacía 40 años.

Y ahí está parte de la explicación de ese dato del IPC anunciado ayer. Es el llamado efecto escalón. La montaña rusa en la que se ha convertido la curva de la inflación en España deja ahora una evolución anual positiva porque se compara con junio del año pasado, cuando la inflación llegó al 10,2%, por lo que es normal que este indicador ahora suba menos. Y julio será igual. En 2022 la subida meteórica de precios tocó techo y rozó el 11% en nuestro país, por lo que el resultado de dentro de un mes volverá a ser favorable para las cuentas del Ejecutivo, pero aventura también lo que ocurrirá en la segunda mitad del año, especialmente con los precios de la energía, que seguirán siendo benignos hasta entonces, cuando se empiecen a comparar con los meses en los que comenzó a abaratarse la luz, el gas y los combustibles.

Y de la mano de esa evolución de precios irá también la de los salarios. El alza de las nóminas pactado en el Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva aventaja ya a la inflación, con los sindicatos poniendo sobre aviso de que hay que cumplir ese compromiso para recuperar el terreno perdido en los meses duros de la inflación que hicieron perder poder adquisitivo a los trabajadores.