Pablo Serrano

Pablo Serrano


Estamos en Semana Santa

24/03/2024

Es Domingo de Ramos, y estamos ya metidos de lleno en Semana Santa. En Ávila, desde hace diez años, se vive bajo el título de Interés Turístico Internacional, detalle no menor que hay que seguir cultivando porque, aunque parezcan muchos, no hemos hecho más que empezar.
Es Domingo de Ramos, insisto, y de alguna manera siento algo de rabia cuando el capricho lunar adelanta tanto la Semana de Pasión porque apenas da tiempo a saborear los preparativos, para los que apenas ha dado tiempo. Pero sí es tiempo en el que cabe recordar y evocar a todas esas personas que han derrochado esfuerzos y se han dedicado a construir nuestra Semana Santa, que cada día es más cautivadora y encantadora, aquí y en cualquier latitud castellana, con sello de identidad propio aderezado con ingredientes importados que, por qué no reconocerlo, la hacen más completa.
La Semana Santa tiene un significado mucho más profundo que el turístico, pero religión y turismo se dan la mano una vez más para lanzar mensajes que cada uno entiende como más le conviene, y no hay que menospreciar ni a unos ni a otros. 
Del mismo modo, todos aquellos entusiastas de cada jornada de la Pasión, que son muchos en nuestra ciudad, les gusta vivirlo de manera dispar, y por eso mismo hay que ser respetuosos, y buscar la confluencia entre todos para seguir armando esta Semana Santa, porque si algo no hay que olvidar es que seguimos construyendo esta celebración. En los últimos años he conocido a muchos abulenses que viven esta semana con devoción, fervor y veneración desorbitada, hasta llegar a construir su vida alrededor de ello. Y, con sus diferencias y disparidades merecen un respeto porque entre todos pueden sumar, aunque en ocasiones, confieso, me han dado cierto temor algunas discrepancias que las sitúo más bien en el ámbito de lo personal.
Si todo ello lo condimentamos con consolidadas tradiciones de la provincia, algunas más recientes, otras más históricas, la alternativa 'semanasantera' que ofrece Ávila debería entusiasmar a todos los que buscan algo diferente al sol y playa, porque de lo primero podemos llegar a tener, pero lo segundo no es lo nuestro.
El silencio estremecedor de la Semana Santa abulense solo queda perturbado con sonidos de carracas, campanillas, tambores, marchas musicales, gestos, golpes secos, pies arrastrados, o ruedas rodando y cantes sentidos... y sirven de presentación de una lección de historia, arte y valores de la que todo el mundo algo puede aprender. Disfruten de Ávila en Semana Santa que, aunque suene recurrente, es única.