Editorial

El castigo del peaje de la AP-6 puede ir más allá de 2029

Diario de Ávila
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Alguien, hace unos años, trabajó duro y con éxito para, en contra de los intereses de todos los abulenses, dilatar un peaje que debía haberse extinguido

Habló el ministro de Transportes, Óscar Puente, y aunque haya que 'agradecerle' que por fin apueste por la sinceridad en sus declaraciones, no podemos por menos los abulenses que 'desagradecerle' que la amenaza que siempre ha sido para la economía abulense el impuesto revolucionario de la AP-6, eternizado cual condena divina, continúe oficialmente vivo hasta el año 2029 –cinco años más de peaje son muchos millones de euros menos para los abulenses–, con la amenaza añadida de que puede ampliarse aún más en el tiempo. 

En este país en el que se hacen algunas cosas sin justicia objetiva, sin más razón que un chantaje que envilece más a quien lo consiente que a quien lo maquina, haría falta alguna iniciativa realmente contundente para parar de una vez por todas el agravio que para esta provincia significa mantener o incluso ampliar la concesión de una autopista que alimenta unos intereses particulares condenando sin descanso a una ciudad y a una provincia que, para más inri, tienen que soportar otros muchos insultos en materia de comunicaciones (especialmente ese enquistado de un tren escaso en servicios y a un nivel de mediados del pasado siglo en calidad) o de cultura (esa subsede del Museo del Prado que Esperanza Aguirre prometió que sería inmediata realidad cuando era ministra... en el siglo pasado). Y también ahí cada Gobierno de turno largo nos lo fía.

Muchas empresas han dicho 'no' en los últimos años a instalarse en Ávila por el coste brutal que supondría para ellas el peaje, lo que significa mucha pobreza para esta ciudad, y muchos abulenses tienen a diario en esa barrera que sólo levanta el vil metal una merma diaria en su ajustado sueldo, que además tienen que buscarse en Madrid (o en otros lares) porque aquí escasea el empleo. Tanto mal para la economía abulense, creciente de forma exponencial, durará al menos cinco años... o más, y  a nadie se le cae la cara de vergüenza.

Pero, haciendo de nuevo buena esa sana costumbre de asomarse a la ventana de las hemerotecas para que no nos confundan quienes suelen tener la tentación de hacerlo, aunque sea ahora un ministro del PSOE quien viene a darnos la nueva bofetada con el guante de la AP-6, no se nos tiene que olvidar que tampoco el PP cuando estuvo en el Gobierno y pudo hacerlo tuvo el gesto, justo, de intentar poner fin a este perjuicio largo y grande que ya hace mucho tiempo tomó la forma de una afrenta, casi una humillación, ante la que los políticos abulenses ni han sabido ni han querido plantarse con firmeza. Alguien, hace unos años, trabajó duro y con éxito para, en contra de los intereses de todos los abulenses, dilatar un peaje que debía haberse extinguido; 'álguienes', ahora, parece que no quieren trabajar para acabar con la larga injusticia. Y todos echan la culpa al otro.