"La consultoría me ha ayudado a convertirme en escritor"

M.M.G.
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Detrás de Alejandro de Asís, joven consultor de 29 años, se esconde Alejandro Ortalora, el ambicioso escritor de 'La Oda de Deyrnas' (Amazon), una saga de la que ya ha publicado sus dos primeras entregas

Alejandro de Asís, en el Lienzo Norte. - Foto: David Castro

Cómo un licenciado en Económicas por  la Universidad de Navarra y consultor de profesión acaba convirtiéndose en el escritor de una saga que traslada al lector a un fascinante mundo de fantasía?  ¿O cómo un pequeño nacido en la República Dominicana hace 29 años termina creciendo en Ávila? Las respuestas a estas dos preguntas (y a muchas más) las tiene nuestro protagonista de hoy: Alejandro de Asís, o Alejandro Ortalora, como firma sus trabajos literarios.

Empieza Alejandro desvelando el segundo 'misterio', que no lo es tanto: el trabajo de sus padres les llevó entonces a Santo Domingo. «Pero no me queda nada caribeño en el cuerpo», se ríe abiertamente  en los primeros compases de nuestra conversación, una charla que nos lleva también a su regreso a España, primero en Madrid, y a su 'desembarco' final en Ávila, cuando tenía nueve años.

Alejandro recuerda con mucho cariño sus primeros años en la ciudad. Aquí, nos cuenta, perdió la timidez que arrastraba y disfrutó enormemente de la compañía de sus hermanos (es el mayor de siete). No disfrutaba tanto, vuelve a sonreír, en el colegio. «Era algo vaguete», confiesa. «Pero en el Bachillerato ya me puse la pila, por la presión de la EBAU», continúa hablando Alejandro.

Y parece que dio buen resultado.Terminó estudiando Económicas en la Universidad de Navarra. Nada que ver aún con la escritura. De hecho, en aquella época jamás pensó que la vida podría llevarle a sentarse ante un folio en blanco para volar con su imaginación y sus palabras. Pero la vida es caprichosa a veces. Y quiso que el destino laboral de Alejandro, que entró a trabajar en una importante consultora, le llevara a Brasil, donde le encontró en 2020 la terrible pandemia.

«La verdad es que todo fue una casualidad», retoma el hilo de su narración este joven abulense de adopción, que asegura que nunca pensó que terminaría convirtiéndose en escritor. «No por falta de capacidad», reflexiona, «sino porque es que ni se me había ocurrido pensarlo».

Pero como decíamos, llegó el covid. Y con él, el confinamiento, que a Alejandro le pilló a miles de kilómetros de su familia y le 'regaló' una soledad que supo aprovechar. «Me dediqué a leer», nos cuenta. Y cuando dice 'dedicarse' y dice 'leer', quiere dejar claro su nivel de dedicación y lectura. «Me levantaba, desayunaba y me ponía a ello.Sólo paraba para comer y para hacer algo de deporte», recuerda. Es decir, Alejandro dedicó todo su tiempo a los libros. Y eso le permitió leerse en tres días una trilogía de unas 3.000 páginas. «La verdad es que me volví un poco loco», vuelve a sacar a relucir su gran sonrisa.

«Como no quería perder mi portugués, me enganché a esos libros», se refiere a 'La trilogía del asesino', de Robin Hobb. Explica que a medida que avanzaba en la lectura se veía venir un final que no le iba a gustar. «Me decepcionó de una manera brutal», dice con sinceridad, «y eso me llevó a decir que yo podría hacerlo mejor».

Así que, puede decirse que Alejandro se enfrentó por vez primera a ese folio en blanco del que les hablábamos al comienzo «por un pique. Pero es verdad que entonces no estaba pensando como una persona normal. Estaba en un contexto raro».

Lo cierto es que fuera raro o no ese contexto, cuando Alejandro regresó a España ya tenía tres capítulos escritos y el gusanillo de la escritura metido en el cuerpo.

Ese gusanillo le ha ayudado a escribir los dos primeros volúmenes de 'La Oda de Deyrnas': 'Los acordes de un lamento', la primera entrega, y 'La armonía de un suspiro', el segundo.

Dos de cinco. Porque Alejandro ya tiene en su cabeza la que espera sea una pentalogía perfecta para los amantes de la literatura fantástica. «Se trata de un libro de aventuras, ambientado en un mundo de fantasía, pero sin magia, que cuenta la tragedia de un pueblo a través de varios personajes, procedentes todos ellos de contextos sociales muy diferentes. He intentado que todos, incluso los más secundarios, estén dotados de identidad y ambiciones propias para capturar el movimiento del mundo de manera orgánica», comparte con nosotros el planteamiento de un trabajo ambicioso, que refleja su amor por este tipo de lectura. «Habré leído unos mil libros del género», nos dice. Y le creemos.

Alejandro quiso que su obra estuviera ambientada en el mundo medieval. Y que, de alguna manera, se asimilara a la situación que atravesaba el mundo en aquel 2020, tanto a nivel político como religioso o geográfico.

Ahora, los dos primeros volúmenes ya están disponibles en Amazon, tanto en su formato de papel como en Kinddle. Aunque habrá que esperar un poco más para poder disfrutar de la tercera entrega.

Porque Alejandro ha decidido cambiar temporalmente el chip y escribir una historia más corta, que le permita llevar su nombre a algún concurso literario. «Puede ser una buena manera de darme visibilidad», plantea ahora el joven escritor.

Este nuevo proyecto lleva por nombre 'Las dos formas del miedo'. «Es un libro de aventuras contado a través de los ojos de un niño al que el azar arroja en el camino de un caballero ambulante, quien carga en secreto con una terrible maldición», adelanta Alejandro, que estos días se encuentra cerrando la trama para, dice, poder ponerse a escribir a lo largo del mes de abril.

Debe organizarse muy bien, nos explica. Porque su faceta de escritor no le resta un minuto a su labor profesional como consultor. «La verdad es que no es muy normal ser consultor y escritor», reconoce, pero sí que tiene clara una cosa: «La consultoría me ha dado la capacidad de trabajo para convertirme en escritor».

Porque Alejandro, nos cuenta, tiene jornadas laborales que a veces se alargan hasta las 14 o las 15 horas. Y a pesar de esto, le quedan ganas de sentarse frente al ordenador a eso de las siete de la tarde, para cambiar cifras, llamadas internacionales y gestiones varias por caballeros, armaduras y doncellas. «Dedico todo mi tiempo libre a la escritura», se despide de nosotros con esa declaración de principios que, estamos seguros, le llevará muy lejos en la literatura. 

Desde aquí, recomendamos la lectura de sus obras (las ya escritas y las que están por venir) y le deseamos de corazón toda la suerte del mundo.

Lea la entrevista completa en la edición impresa de Diario de Ávila.