Cuentos, poemas y canciones para hacer el cielo

E.C.B
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María Fraile protagoniza una sesión de cuentacuentos en la Biblioteca Pública de la Junta dirigida a niños de 0 a 3 años, en la que aspectos como la repetición, la sonoridad, los juegos y la interacción con sus padres son fundamentales

Cuentos, poemas y canciones para hacer el cielo

Cómo se hace un cielo. La respuesta a esa pregunta la encontramos en los cuentos que, de la mano de la contadora de historias María Fraile, descubrieron en la Biblioteca Pública de Ávila este sábado un puñado de niños y niñas de muy corta edad, de 0 a 3 años, acompañados de sus padres.

Una sesión en la que a través de cuentos, poemas y canciones, algunas de ellas muy conocidas, las canciones de faldas, y otras menos, durante media hora fue hilando una historia para presentar un cielo de día y otro de noche.

Sin duda, una experiencia auténtica porque como indicó la narradora, «contar cuentos a niños tan pequeños es muy diferente a hacerlo a más mayores por el nivel de atención, pues los más pequeños tienen un menor nivel atencional, y los cuentos, las historias o el estímulo que les dé son cortos, repetitivos, se utiliza mucho la poesía por la sonoridad, que a ellos les gusta, y luego yo introduzco muchos juegos motores para que hagan con los padres, y es importante también la interacción de los padres también con ellos. En cambio, con niños más mayores, como la atención suya es más amplia, no hace falta tener tantos objetos, y los padres pueden participar pero pueden venir ellos solos».

A ello hay que sumar las circunstancias especiales que estamos viviendo por la pandemia, que también influyen a la hora de contar cuentos e historias. «Normalmente cuando contamos no solemos llevar la mascarilla para que se nos pueda ver la boca, pero en el caso de tener que utilizarla, yo uso una transparente a través de la que me puedan ver, porque estamos narrando, utilizando la boca, aunque al contar cuentos e historias al final empleamos todo el cuerpo, la mirada, la voz, no solo la boca», explicó María Fraile, quien añadió que «al principio de la pandemia era todo más complicado, sobre todo con los bebés, porque necesitan cercanía para poder atender, y tener restringida la distancia era difícil porque había que intentar llegar a ellos sin acercarnos».

Esta narradora zamorana afincada en Extremadura lleva contando cuentos desde hace 10 años de forma profesional, pero, como apuntó, «antes ya los utilizaba en otro tipo de trabajos de desarrollo personal y de danza. Empecé contando para adultos, que quizás es lo que más me gusta, pero luego mi actividad ha ido derivando hacia otras edades porque el mercado de los cuentos es amplio. Con bebés comencé hace unos años en las bibliotecas de Salamanca y aquí estoy».

En su caso, el gusto por contar cuentos viene de la lectura, que «me encantaba, pero a un narrador de cuentos no lo vi hasta que tenía 18 años, al abulense Héctor Urién, y me sorprendió comprobar que había personas que contaban cuentos. A partir de ahí me pareció muy interesante y empecé a formarme y a contar delante del público», señaló Fraile quien indicó que «al cabo del tiempo también me di cuenta de que mis padres, aunque no contaban cosas tradicionales, eran grandes contadores de sus propias historias».