Este año tocó lluvia. Martiherrero celebra este sábado la jornada central de su matanza popular, una actividad organizada desde el viernes y hasta el domingo por el Ayuntamiento de la localidad, con la colaboración de Diputación y varias empresas y la participación de muchos vecinos, para mantener viva esta tradición y seguir transmitiéndola de generación en generación, al tiempo que se dinamiza el municipio y se hace comunidad. El invierno era y es todavía sinónimo de matanza para muchos pueblos de la provincia y Martiherrero no quiere perderlo. En esta ocasión el agua tampoco quiso faltar y deslució algo la cita, aunque hubo remedio: las carpas instaladas para la ocasión y el local del Ayuntamiento sirvieron de cobijo a las distintas tareas, como la preparación de morcillas y picadillo. No faltó la demostración de churrascado, sacado de canal y destazado, así como la exposición del cerdo y los aperos propios de la matanza. Junto a estas prácticas, otra carpa albergaba una de las elaboraciones más esperadas, la del gran cocido que iba a poner la guinda al día. Sopa, garbanzos y los distintos tipos de la carne del cerdo se cocinaban a fuego lento en los pucheros con la intención de llegar a casi 500 comensales.