"El cartel encajaría en el de Resurrección de Sevilla"

Darío Juárez Calvo
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Emilio de Justo llega a Arenas de San Pedro flanqueado por Morante y Urdiales para hacer frente a un encierro de Torrestrella y San Pelayo, después de entrar de lleno en la Maestranza y de abrir por tercera vez la Puerta Grande de Las Ventas

"El cartel encajaría en el de Resurrección de Sevilla"

Vende caras sus tardes. Hace una semana troceaba los cimientos de la Monumental de Las Ventas tras desorejar al 5° toro de Domingo Hernández, habiendo hecho lo propio nueve días antes con uno de Victorino en Sevilla. Emilio de Justo llega a Arenas de San Pedro flanqueado por Morante y Urdiales para hacer frente a un encierro de Torrestrella y San Pelayo, después de entrar de lleno en la Maestranza y de abrir por tercera vez -segunda consecutiva en un año- la Puerta Grande de esa gloria que anhelan los toreros y que da a la calle Alcalá. Sabe que es su momento y disfruta con cordura y alegría las mieles del triunfo, a una semana de cerrar su temporada en la localidad arenense en el ya conocido como «el cartel del año».


Tres Puertas Grandes en tres años. ¿Conoce Emilio de Justo verdaderamente su techo?
Uno siempre tiene la ilusión y la ambición de seguir creciendo. En mi caso, creo que tengo que seguir mejorando y avanzando en muchos aspectos, pero orgulloso porque es algo que no es nada fácil y porque abrir tres veces en tres años la Puerta Grande de Madrid es algo grandioso para un torero. Que no te quepa duda que eso reconforta las horas de desvelo y tensión previas [ríe].


Si hay algo difícil y en muchos casos utópico, es reventar Sevilla y Madrid el mismo año, pues qué decir de hacerlo en nueve días como ha sido su caso. En Las Ventas ya lo hizo hasta en tres ocasiones, pero le faltaba entrar de lleno en Sevilla, como así pasó.
La tarde de Sevilla fue muy especial. Puedo decir que de los días más bonitos que me he sentido como torero; sentí que entras y que te hacen suyo. Pude expresar mucho de lo que llevo dentro con ese gran toro de Victorino (Portezolano), y poder hacerlo en ese marco sensible e incomparable es único. Como único es ese momento en el que no te cambias por nadie. Me sentí muy a gusto en Sevilla, más allá de que la corrida de Victorino siempre se prevé... exigente, ¿no? Contento, pero con el sabor agridulce de que me quedé a dos dedos de abrir la Puerta del Príncipe si le llego a meter la espada al sexto a la primera. Bueno, llegará...
 

No lo dude que llegará, y más pronto que tarde. Pero cuénteme: ¿cómo fueron esos nueve días de La Maestranza a Las Ventas?
Si te digo la verdad, lo llevé bastante bien. Con el mismo ritmo de preparación y de mentalización que durante el resto de la temporada, pero sabiendo que venía de Sevilla de cortar dos orejas y que llegaba Madrid. Gracias a Dios, esta temporada ya venía por la senda de las buenas sensaciones y de la regularidad en el triunfo, y eso me reconfortaba; te convences, te vienes arriba y te da esa seguridad que tanto necesitamos los toreros para afrontar tardes tan importantes. Pero esos nueve días los llevé bien. Lo peor fue cuando entré en la habitación del hotel por la mañana... [ríe]

 

¿Le ayuda el ir al sorteo y a ver los toros a los corrales la mañana del festejo?
R: Quizás sí me ayude, pero creo que sobre todo me mete en la realidad de la tarde. Soy una persona que me gusta mucho estar en contacto con la realidad de lo que pasa, de lo que va a ocurrir, y sobre todo no me gusta que me cuenten las cosas de segunda o tercera mano: me gusta verlas yo mismo con mis ojos. Cuando llego a los corrales me gusta ponerme en todos los escenarios: lo bueno, lo malo, lo regular... Ir al sorteo me hace estar metido en la corrida y me hace sentir mejor que estar en la habitación del hotel. Porque allí sólo das vueltas y lo pasa uno peor.
 

Si de algo no hay duda es que, si quiere, será torero de Madrid y de donde quiera serlo. El abrazo sincero del Juli el otro día cuando acababa de abrir la Puerta Grande de nuevo, fue un reconocimiento a la evidencia y al lugar que ha demostrado que merece. ¿Siente ese reconocimiento de parte de todas las figuras?
Ese momento fue muy bonito porque Julián demostró la clase de persona que es con ese detalle que tuvo hacia mí. Ya no te digo como torero, porque no seré yo quien vaya a descubrir ahora a una figura de época que ha conseguido hacer historia. Ese detalle de alegría que tuvo conmigo y esa forma de felicitarme tan cariñosa demuestra su calidad humana. Y que eso venga de una figura del toreo, creo que es el reconocimiento más bonito que puedo tener. Y del resto también, por supuesto. Así me lo han demostrado.

 

La temporada no ha podido ser más rotunda y bonita en número de corridas, sensaciones, motivaciones y triunfos de las mismas. Pero cerrarla en Arenas con Morante, Urdiales, torrestrellas y murubes, debe de ser algo especial.
La verdad es que es un cartel muy bonito y muy atractivo. Somos tres toreros que creo que hemos hecho una temporada muy importante, y alternar con Morante y Diego Urdiales siempre es motivo de responsabilidad. Son dos grandiosos toreros y estar a la altura siempre motiva mucho. Mi ilusión es más grande que la del aficionado que va a ir a la plaza a que ocurran cosas bonitas. Así que a esperar que llegue el día y que todos podamos disfrutar de una gran tarde.

 

Es que el de Arenas, «el cartel el año» como lo llaman,  debería de ser el del Domingo de Resurrección, Sevilla 2022.
Ha sido una temporada muy bonita de los tres y ojalá que ese mismo cartel se dé en Sevilla, y por qué no en Resurrección como dices, porque encajaría de una forma preciosa. Paciencia y esperar, que todo viene.

 

¿Siente que ya tiene el cartel que merece en la provincia de Ávila?
Es cierto que he toreado más bien poco por Ávila y su provincia, pero sé que hay muy buena afición y muchos de esos buenos aficionados me esperan. Ojalá pueda volver pronto tanto a la capital como a más plazas de la provincia porque así lo deseo.