Sergio Jiménez y el Óbila se dicen «adiós»

A.S.G.
-

Tras dos años el técnico salmantino y el club verderón ponen el punto y final después de una temporada de mucho «desgaste». Sergio Jiménez llegó hace dos años tras la salida de David Mangas. En su primer año lograba la cuarta plaza.

Sergio Jiménez y el Óbila se dicen «adiós»

Se acabó la etapa de Sergio Jiménez al frente del Ávila Auténtica Carrefour El Bulevar después de que técnico y club llegaran a un acuerdo mutuo, como la mejor solución para ambas partes, con la que poner el punto y final a una relación de dos años con tantas alegrías –en su primera temporada el equipo fue cuarto en liga regular, su mejor clasificación histórica– como tristezas. Porque estos dos años se cierran con el descenso del equipo a la Liga EBA. No será la única despedida del actual equipo –se irán los actuales jugadores– aunque sí la primera tras una temporada 2018-2019 en la que «no se han cumplido los objetivos» y en la que todas las partes –directiva y entrenador– asumen sus responsabilidades por las decisiones tomadas.   

Se marcha Sergio Jiménez tras dos años en un club al que llegaba con la complicada tarea de sustituir a David Mangas. No era fácil. La sombra del técnico abulense siempre fue alargada, no sólo por los logros deportivos sino por lo que suponía su figura en el club verderón. Sin embargo Sergio Jiménez supo responder desde el banquillo, aunque su etapa la cierra con el descenso. Se marcha Sergio Jiménez «triste» tras una temporada en la que tiene claro que ha sido determinante no sólo «la irregularidad» que ha mostrado el equipo durante toda la competición sino la falta de acierto en la confección de la plantilla. «Me he podido equivocar en la confección de la plantilla» asumía el entrenador salmantino.

Visto el presupuesto, el mercado y las posibilidades, se apostó por una plantilla corta, con jóvenes promesas y con tres figuras alrededor de las que se movería todo. Cazorla, Sidao y Lawrence fueron los elegidos. Fallaron dos. «Phillip no ha dado el rendimiento esperado y con Sidao sabíamos lo que podía pasar».Y pasó. Se tomó el riesgo de volver a confiar el peso del juego en el brasileño, figura clave del equipo en la 2017-2018, pero a partir de la quinta jornada –ante Marín– las rodillas del jugador empezaron a fallar. «Hubo que tomar una decisión, aunque su hueco era difícil de llenar». No es fácil encontrar un jugador determinante, aunque Dziuba tuvo un buen rendimiento. Una decisión –la de cortar– que se planteó con Lawrence, «pero el mercado no nos ofrecía nada mejor» señalaba en este caso concreto Raúl Álvarez, presidente del Óbila Club de Basket. «Pensamos que con el movimiento de Sidao sería suficiente».No lo fue. La realidad es que «Sergio nos pedía fichajes y nosotros no se lo podíamos dar» apuntaba Raúl Álvarez.   

«Somos un equipo humilde –este año era más caro fichar– con uno de los presupuestos más bajos de la categoría, si no el que más, aunque eso no significa que tuviéramos que descender».En una situación así «nosotros no teníamos la capacidad de rectificar» cuando la temporada mandó al equipo al grupo de descenso con 4 victorias y 6 derrotas. Porque precisamente en el sistema de competición también quiso poner el acento el técnico.  «La competición no nos ha favorecido» apuntaba el salmantino en su último día como entrenador de un equipo que desciende con 15 victorias en 34 partidos. «En cualquier liga del mundo con esos números es imposible descender, y nosotros hemos descendido».

La suerte, o mejor dicho, la mala suerte les llevó a un grupo de descenso con «todos los equipos del grupo con los que teníamos perdido el average». Un componente de suerte y un componente propio. «No lo hicimos bien». A partir de ahí «un reto bastante exigente» en el que sabían que por delante debían jugar 12 finales. No fue posible. «Vas con un nivel de presión y exigencia que, con dos victorias más, pues no hubieras tenido», y pese a que no fue posible quiso agradecer a los jugadores su desempeño, porque «han peleado hasta el final, porque en muchas ocasiones, no suele pasar».

Dice adiós SergioJiménez, lo hace ya como un «aficionado más», porque tiene claro que si el año que viene no entrena –«aún no tengo nada claro»– volverá al CUM. «Me gusta el baloncesto y me gusta la ciudad».