"Las medidas lograrán que la crisis no sea sistémica"

SPC
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Con un punto de partida riguroso de la realidad, Enrique Marazuela analiza el momento que vive el planeta ante la pandemia del coronavirus y ofrece las claves para conseguir la recuperación desde la eficiencia de la economía

"Las medidas lograrán que la crisis no sea sistémica"

La expansión del COVID-19 por todo el mundo ha generado gran incertidumbre en el mercado y también entre los inversores. Son muchas las dudas que existen sobre cómo se recuperarán los mercados y la economía. Enrique Marazuela, director de inversiones de Banca Privada de BBVA en España, explica cómo se está afrontando el momento actual, y las claves para encarar la salida de esta crisis mundial. 

¿Cuáles son las diferencias y similitudes entre esta crisis y la de 2008? 

Son dos crisis con un origen totalmente distinto. La primera fue una crisis financiera; se habían alcanzado niveles de endeudamiento poco sostenibles en el tiempo, así como una falta de calidad crediticia en muchos activos que no era totalmente conocida por gran parte del público inversor. La actual deriva de una crisis sanitaria, porque se ha producido un evento inesperado que ha tenido un inmenso alcance. No ha existido una experiencia colectiva global tan traumática y negativa como la actual desde la II Guerra Mundial. En cuanto a las similitudes, ambas tienen un impacto drástico en la economía, aunque actualmente solo tenemos números muy provisionales. 

Ahora, el amplio paquete de garantías que van a lanzar los gobiernos, junto con el aumento del gasto público, así como la abundante liquidez de los bancos centrales con los programas lanzados, conseguirán que esta crisis no degenere en otra sistémica. Las actuaciones de las autoridades económicas han sido tempranas y contundentes, por lo que la actual crisis será más transitoria que la de 2008.

¿Qué variables son claves para tener visibilidad sobre cómo será la recuperación?

Mientras no esté erradicada totalmente la pandemia, no podemos hablar de recuperación económica. La razón es que habrá medidas destinadas a la protección de la salud pública que limitarán el normal desenvolvimiento de la economía.

Creemos que el modelo de la recuperación en uve es el más útil para explicar la vuelta a la normalidad. Desde luego, la pendiente de la caída (la de la izquierda) no va a tener nada que ver con la de la recuperación, que va a depender del ritmo de derogación de las medidas de salud pública; si se levantan todas simultáneamente, será mucho más vertical que si es gradual. Y una vez alcanzada la normalidad, hay que tener en cuenta que las medidas exigidas para preservar la salud habrán destruido riqueza.

¿Cuáles son los posibles escenarios de recuperación económica? 

La uve es el mejor modelo explicativo, aunque con la corrección de que no vamos a alcanzar espontáneamente el punto de partida, hay que trabajar mucho y eficazmente para lograrlo. Es pertinente comparar el momento anterior a la crisis con el posterior a la derogación de las medidas sanitarias. Las consecuencias económicas de la pandemia han sido demasiado drásticas como para que no hayan destruido permanentemente una parte de la economía. Tras esta crisis se va a dar la paradoja de que negocios viables y rentables antes, sean insolventes ahora. 

Las autoridades económicas tienen que salvar estos negocios, precisamente porque son viables y rentables, para que sigan contribuyendo a la oferta de sus productos, a la demanda de sus insumos y a mantener el empleo. Otra actuación será optimizar el gasto público. Los daños han sido tan cuantiosos que el gasto público va a ser escaso, por lo que hay que aplicarlo muy eficaz e idóneamente. 

Y existe otra vía de expansión de la actividad: la productividad. Hay muchas reformas estructurales pendientes cuyo efecto es el de mejorarla. Estas crisis sirven para crear el ecosistema adecuado.

Los mercados se han tranquilizado últimamente, ¿han descontado ya las peores previsiones? 

Las caídas iniciales tan verticales fueron la respuesta a una total incertidumbre frente a la pandemia. Después, se dieron dos realidades. Por una parte, la evolución favorable de la pandemia en Asia, que permite pensar que ese va a ser el patrón de comportamiento de los contagios futuros. La evolución en Europa parece que se ajusta al mismo. El segundo evento ha sido la rápida y contundente actuación de las distintas autoridades económicas de los países afectados, que permite paliar los muchos daños. No podemos saber si en los mercados esto es una tregua o es el fin. 

¿El coronavirus en Estados Unidos provocará que la crisis de los mercados sea más profunda?

La crisis del coronavirus en Estados Unidos se está ajustando al patrón de la pandemia que se ha observado en otros países. Por esta razón, no ha tenido un impacto negativo en los mercados. Si el comportamiento no se ajustase, sí tendría un impacto negativo en los mercados. El grado de recuperación de los mercados vendrá determinada por la situación económica que quede tras la erradicación de la pandemia. Si la recesión en la que va entrar el mundo es transitoria, los mercados se recuperarán. Si el coronavirus pone fin al ciclo de expansión que se inició en Estados Unidos en 2009, la recuperación de precios va a ser más complicada.

¿Qué recomendaciones están dando a los clientes?

La primera es que sus carteras sean congruentes con su perfil de riesgo y con sus metas y objetivos. Esto, que parece una frase hecha, tiene mucha importancia.

El movimiento de los mercados es difícilmente previsible en el corto plazo, por no decir, impredecible. El perfil de riesgo sirve para que el banquero tenga la confianza de que el cliente no imponga la venta en situaciones adversas. 

Al igual que en la vida, donde el propósito da sentido a nuestros esfuerzos y sacrificios, en las carteras necesitamos también esos propósitos y se llaman objetivos. Si el cliente está convencido de que tiene la cartera idónea, soportará mejor los malos momentos. Sin ese propósito, sería más difícil, aunque la cartera esté alineada con su perfil de riesgo. Dicho lo anterior, insistimos en que las carteras estén diversificadas, tanto por clases de activos como por valores dentro de cada clase de activo. La diversificación añade valor.

¿Están reconfigurando sus carteras? 

Hemos optado por quedarnos neutrales, a pesar de que los precios ofrecen una buena oportunidad. La razón es que ha aumentado la rentabilidad, pero también, el riesgo. No podemos olvidar que nos estamos enfrentando al evento colectivo global más traumático desde la II Guerra Mundial, que la infección no está erradicada, no hay vacuna ni remedio y que es altamente contagiosa. 

El gasto público está aumentando. La contrapartida podría ser la emisión de mucha más deuda pública, ¿será interesante para el inversor? 

El gasto público solo tiene dos contrapartidas: un aumento de los ingresos públicos, por la vía de impuestos, o una mayor emisión de deuda pública. La economía va a estar muy castigada. La contrapartida de este aumento del gasto público va a ser la deuda. Sin embargo, creemos que no resulta interesante ahora. 

¿Qué sectores son los que se recuperarán más rápido? 

En entornos de alta incertidumbre debemos apostar por la diversificación y no concentrarse en algunos sectores. Tras el coronavirus el mundo será muy distinto; la tecnología y la digitalización van a ser más importantes. Todo ello va a tener efectos de segunda ronda y los sectores relacionados con la tecnología y la digitalización van a verse favorecidos. No olvidemos que muchos historiadores piensan que el Renacimiento surgió de las cenizas de la Peste Negra.

 

¿Puede ser la sostenibilidad un bálsamo a la hora de invertir? ¿Cómo están capeando la crisis?

Las caídas de los mercados, sobre todo cuando son tan verticales, afectan a todos los valores. Creemos que la sostenibilidad garantiza un mejor binomio rentabilidad-riesgo, sobre todo, en el medio-largo plazo, y en el lado de los riesgos. Y en un momento de tanta incertidumbre, reducir el riesgo sin comprometer por ello la rentabilidad de la cartera, nos parece un tremendo acierto.