Si estuviésemos en la ansiada ‘normalidad’ que nos ha negado en todos los aspectos la declaración del estado de alarma por la pandemia del COVID-19, entre otras muchas cosas que tendrían lugar estos días en Ávila sería la celebración de una exposición del pintor Arnaldo en la sala subterránea del Episcopio, que estaba previsto que se hubiese inaugurado ayer.
Pero las cosas son como son, no como quisiéramos que fuesen, y ante esa imposibilidad de colgar su obra en ese espacio municipal el artista abulense, como han tenido que hacer tantísimas personas que no tienen otra alternativa que reinventarse si no quieren quedarse parados, ha optado por celebrar esa muestra de forma virtual, compartiendo su obra a través de las redes sociales «a la espera de poder hacerlo como es habitual».
Esta exposición, la primera que Arnaldo celebra de esta manera y a la que ha dado el título de ‘Ávila y mis paisajes soñados’, es la número 30 que realiza el artista abulense, y para ella ha seleccionado 26 pinturas de diferentes tamaños en las que recrea paisajes naturales y la ciudad de Ávila, temas en los que le gusta recrearse desde diferentes perspectivas y a los que se acerca con su estilo lleno de color y de vitalidad, en un realismo muy libre lleno de influencias hechas propias.
A esas piezas se suman, como camino pictórico diferente pero muy coherente, pinturas que a modo de miniaturas ha realizado Arnaldo sobre 18 pequeñas cajas de madera de forma hexagonal, obras en las que también Ávila es el principal referente.
El conjunto, como suele ser habitual en las exposiciones de Arnaldo, es una suma de visiones (al mismo tiempo exteriores e interiores) de unos campos y una ciudad que el artista conoce perfectamente y admira mucho, una realidad en la que vive y que alimenta su inspiración.
Para quienes quieran disfrutar del arte, más en estos tiempos en los que cualquier manifestación que alimente el alma con alegría es bienvenida, pueden hacerlo bien a través de facebook, bien de youtube, que a través de esos dos canales comparte Arnaldo un «poder expresivo» que «encuentra una forma nítida y directa de decir, que se traduce en sentimiento y en claridad», tal y como afirma su padre, Luciano Díaz-Castilla, también pintor.