Arturo Duperier 'regresa' a su tierra

E.Carretero
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Desde hace unos meses los restos del ilustre cientifíco cucharero se encuentran en el cementerio de Ávila, a donde fueron trasladados desde La Almudena para cumplir su deseo

Arturo Duperier 'regresa' a su tierra - Foto: David Castro

Este 2019 se han cumplido 60 años de la muerte de Arturo Duperier, abulense de Pedro Bernardo cuya valía le convirtió a mediados del siglo pasado en uno de los científicos más prestigiosos de todo el mundo, tanto que fue firme candidato al Premio Nobel de Física por sus investigaciones sobre rayos cósmicos. Reconocido en todo el mundo, Arturo Duperier no fue sin embargo profeta en su tierra en buena parte por su condición de republicano, que le llevó a exiliarse a Inglaterra en 1938, donde participó en el Congreso Internacional de Rayos Cósmicos de Cambridge invitado por Blackett.   

Tras más de una década fuera de nuestro país, tiempo en el que su prestigio aumentó hasta tal punto de recibir la invitación de Estados Unidos para trasladarse hasta ese país y dirigir el Observatorio Geofísico norteamericano de Huancayo, en 1953, y tras sufrir un infarto, decidió regresar a España, donde moriría ocho años después  a raíz de un segundo fallo cardiaco y tras haber sufrido los recelos de sus enemigos políticos y académicos, que acudieron incluso al Tribunal para la Represión de la Masonería y el Comunismo.

Arturo Duperier murió en Madrid y fue enterrado en el cementerio de La Almudena. Sin embargo, por su condición de abulense, y teniendo en cuenta que no solo nació en Pedro Bernardo, donde su madre era maestra, sino que también vivió varios años en la capital abulense, donde incluso estudió Bachillerato, al científico le hubiera gustado ser enterrado en Ávila. Así lo asegura su hija María Eugenia Duperier Aymar, marquesa de Goubea, que aunque reconoce que el lugar de sepultura no es un tema del que llegaran a hablar sí cree que «a mi padre le gustaría descansar en su tierra». Ese motivo llevó a que la hija de Arturo Duperier decidiera solicitar hace ya varios años el traslado de los restos de su padre al cementerio abulense, donde tras un largo proceso están enterrados desde hace unos meses en una sepultura donde también se trasladaron los restos de la esposa del científico abulense, Ana María Aymar, y los de la primera hija del matrimonio, también llamada María Eugenia y fallecida a muy corta edad.

 A que la hija de Arturo Duperier se decidiera después de tantos años a trasladar los restos de su padre al camposanto abulense también contribuyó  el hecho de que su marido, Fernando Carvajal Melgar, marqués de Goubea, fallecido en el año 2014, eligiera también Ávila como lugar de enterramiento. De hecho, casi cinco años después de dar sepultura a su marido en el cementerio  abulense la marquesa de Goubea consiguió que los restos de sus padres y hermana fueran trasladados también a este lugar, concretamente a una sepultura familiar situada en la calle 1d en la que desde principios del siglo XXtambién estaba enterrada una hermana del científico abulense.