En el centro un ataúd y sus velas. Y alrededor los hosteleros de Ávila que se reunieron de una forma casi improvisada para hacer oír si voz, la que dice que se están enfrentando a un «castigo» con «pérdidas irreversibles». 

La convocatoria surgió de forma impulsiva. «Se nos ocurrió anoche y lo empezamos a mover», aseguraron, pero lo cierto es que la respuesta fue muy amplia y se logró una concurrida protesta. En ella se guardó un minuto de silencio por el sector y se podían ver mascarillas con el lema ‘salvemos la hostelería’ y carteles pidiendo la dimisión del presidente de la Junta, a quien acusan de destrozar la sanidad, machacar a los autónomos o incumplir la ley provocando inseguridad jurídica y confusión en los ciudadanos.

Mientras se escuchaban los comentarios sobre cómo tienen que pagar alquileres, luz o agua aunque  están cerrados y otros sectores pueden abrir o mientras se pedían ayudas tras un año en esta situación, llegó el momento de la lectura del manifiesto. Después de asegurar que «Igea y Mañueco están empecinados en arruinarnos», en la lectura se habló del grave perjuicio para los sectores no esenciales, especialmente la hostelería y la puesta en marcha de medidas «injustas a todas luces».

Gran parte del discurso de centró en la decisión de decretar el cierre de servicios no esenciales a las 20,00 horas tras eliminar el Tribunal Supremo el toque de queda a esta misma hora, por lo que creen que se han «convertido en el blanco de su frustración» con ese «castigo». También se criticó la «obcecación» de restringir la movilidad hasta el fin de estado de alarma.