Después de más de 40 horas sin electricidad, Venezuela parecía recuperar ayer la normalidad justo para la celebración de dos manifestaciones en la capital a favor y en contra del Gobierno de Nicolás Maduro. Pero nada más lejos de la realidad. A pesar de que buena parte del país vio restituido el suministro tras el fallo del pasado jueves en la principal central hidroeléctrica de la nación -que desde el Ejecutivo achacaron a una «guerra» lanzada desde EEUU, mientras que el antichavismo responsabilizó de ello a la «corrupción» del poder-, Caracas se vio nuevamente sumida en la oscuridad por un tercer corte de luz, que continuaba al cierre de esta edición.

A pesar de esta situación, decenas de miles de personas salieron nuevamente a las calles de Caracas. Unos, para secundar al jefe del Parlamento, Juan Guaidó, en una multitudinaria manifestación que comenzó con disturbios, ya que fue disuelta en su inicio con gases lacrimógenos por la Policía Nacional Bolivariana.

Previamente, el equipo del autoproclamado «presidente interino» denunció que no les habían permitido instalar una tarima para que el opositor diera su discurso, un problema que solucionó subiéndose a un coche con un megáfono en la mano al grito de «el cese de la usurpación será el cese de la oscuridad».

«Pretenden jugar al desgaste, pero ya no tienen manera de contener a un pueblo que está decidido a concretar el cese de la usurpación», aseveró el dirigente antichavista, que aprovechó su alocución para anunciar una gira por el país.

Guaidó, eso sí, señaló que la fecha y la hora de sus visitas a los más de 20 estados federales los dará a conocer con poca antelación para evitar que lo «tranquen» en las vías, ante un posible boicot.