Fósil viviente de más de 250 millones de años

P.R.
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Un joven estudiante de Ciencias Ambientales de la Universidad de Salamanca localiza varios ejemplares de este crustáceo en algunas charcas de El Oso

Fósil viviente de más de 250 millones de años

El estudiante abulense de Ciencias Ambientales Alfonso García del  Dedo ha localizado en una salida rutinaria por los alrededores de El Oso uno de los fósiles vivientes más antiguos del planeta con más de 250 millones de años sin apenas evolucionar morfológicamente. Se trata de Triops cancriformis un crustáceo branquiópodo de hasta 7 cm de longitud provisto de tres ojos (uno de ellos menos desarrollado) y de un caparazón que le cubre desde la cabeza hasta la parte anterior del cuerpo. Alfonso García estudia en la actualidad en la Universidad de Salamanca. El hallazgo ha sido confirmado por el profesor de la Asignatura de Biología de esta universidad, Luis Delgado Sánchez y también por otros profesores zoologos del Departamento de Biología Animal, Ecología, Parasitología, Edafología y Química Agrícola de la USAL. El profesor de Biología de la Usal especifica en un documento firmado por él que «para  conformar la determinación realizada por el alumno, y confirmar que no se tratatase de ejemplares Lepidurus, género próximo  a Triops, y del que se han encontrado citas en Segovia, el alumno me entregó ejemplares para su determinación. Una vez vistos, efectivamente confirmé que los ejemplares correspondían  a Triops cancriformis y, para  estar del todo seguro, consulté con varios profesores zoólogos del  Departamento de Biologñia Animal, Ecología, Parasitología, Edafología y Química Agrícola de la  USAL, quienes me ratificaron la determinación».

Habitat. Estos crustáceos viven en pequeñas charcas de aguas dulces temporales y en lagunas permanentes habitualmente de agua dulce. Son animales omnívoros. Tienen reproducción bisexual pero además las hembras son hermafroditas (tienen los dos sexos y pueden autofecundarse). Los huevos de estos animales son muy resistentes pudiendo soportar temperaturas de hasta 80ºC, aguantar la deshidratación y pasar a través del intestino de aves y reptiles sin sufrir ningún daño.  La llegada de Triops cancriformis a El Oso puede haberse producido por la gran cantidad de aves que pasan por sus lagunas en la migración transportando los huevos en el interior del sistema digestivo, sostiene Alfonso García, que comenta también que esta especie se distribuye por gran parte de Europa. La población de Triops cancriformis detectada en El Oso constituye un gran interés ya que sería la población conocida más occidental en toda su área de distribución.

El alumno reconoce que el hallazgo fue casual. «Estaba a principio de octubre en el campo viendo aves cuando me acerque a un charco para ver si había  huellas de algún animal y vi una silueta extraña que agitaba el agua por lo que me fije más de cerca y con la ayuda de unas pinzas lo  saqué del barro».

Reconoce que su clasificación no fue muy difícil ya que solo hay dos especies en la península y se diferencian bastante bien. «Las poblaciones las consulté en la base de datos de la biodiversidad de España (GBIF)».Sostiene también que barajan la opción de realizar un proyecto de investigación.

Charcas idóneas.  Menciona también el joven estudiante de Ciencias Medioambientales de la USAL que las lagunas de El Oso al desecarse todos los años es el hábitat idóneo para esta especie pero indica que  «es raro que antes no se hayan encontrado ya que se han hecho estudios de crustáceos en la zona, la dispersión de esta especie por medio de las aves está comprobado siendo la hipótesis más probable» y que en Alemania y Francia es donde más datos de esta especie se han recopilado.

También comenta que han encontrado numerosos ejemplares en diferentes charcas de El Oso. Anuncia en este sentido que la mañana del día 9 de Noviembre dará un taller gratuito en el centro de interpretación  Lagunas de la Moraña ( El Oso) sobre esta especie, donde se podrán ver vídeos y ejemplares vivos del Triops y la microfauna acuática del entorno.

Este hallazgo supone la población más occidental de Europa teniendo la posibilidad de estudiar un fósil viviente dentro de la provincia además de añadir una nueva especie  al catálogo de biodiversidad de la provincia de Ávila.