Guerra civil en el centro

Javier M. Faya (SPC)
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Arrimadas sigue la línea continuista, con un partido centralizado y sin las baronías de Igea. La jerezana venció con suficiencia al vallisoletano en el único debate que han tenido

Guerra civil en el centro - Foto: NACHO GALLEGO

Morir matando. Ese parece ser el escudo de armas de Francisco Igea Arisqueta, vicepresidente de la Junta de Castilla y León y candidato a liderar Ciudadanos a partir del próximo lunes. Lo tiene bastante complicado, entre otras cosas, porque su rival, Inés Arrimadas García, lo vapuleó hace unos días en la batalla de los compromisarios: 277-21, es decir el 78 por ciento de los delegados está con la jerezana, a la que desde el pasado 11 de noviembre, cuando Albert Rivera presentó su dimisión como líder del bloque naranja, todos en el partido -y fuera de él- miraron como su relevo natural.    

La misión de la portavoz de Cs en el Congreso es titánica pues debe evitar que su partido pase a engrosar el cementerio de formaciones de centro, con nombres y apellidos tan ilustres como UCD, CDS, PRD y UPyD, que aunque vivo, se puede decir que se encuentra en coma profundo. 

Pero antes debe vencer. No parece que tenga problemas para volver a barrer a su oponente, aunque este no tiene buen perder, como quedó demostrado desde su plataforma, Cs Eres Tú, al acusar de irregularidades a la andaluza. «Lamentamos, una vez más, la falta de transparencia y la parcialidad en la presentación de los datos de compromisarios tras la votación celebrada este fin de semana», rezó un comunicado, al que le siguió un tuit de su líder, que se quejaba amargamente del sistema de sufragio: "Si tuviéramos esta fórmula en España no tendríamos ni un concejal". Y es que está convencido de que "hay partido" porque en Madrid, por ejemplo, lograron, según sus datos, el 36 por ciento de apoyo de las bases y Unidos y Adelante, el grupo de Arrimadas, menos del 50. 

Desde luego, si vence el vallisoletano, cambiará el sistema de elección, aunque como él y la gaditana no se han cansado de repetir hasta la saciedad, lo más importante es el proyecto, las ideas. 

Básicamente, la antigua líder de Cs en Cataluña, que hizo Historia en esa región en los comicios de 2017, apuesta por un modelo continuista, donde el Comité Ejecutivo es el órgano que decide todas las cuestiones a todos los niveles: equipos territoriales, candidaturas, política institucional, Comunicación, coaliciones y política de pactos...

Mientras, Igea plantea un partido de baronías, es decir, los afiliados de cada territorio eligen a los cargos autonómicos que los gobiernan, restando muchísimo poder a la cúpula central. 

Por decirlo de otra manera, el sistema que quiere Arrimadas es muy similar al que hay en el PP, en tanto que el de su oponente parece un calco del PSOE. ¿Cuál es mejor, más democrático?Depende. Depende del peso que tenga el militante de base que, en el fondo y en la forma, es el que debe de mandar. En este punto, y a diferencia de Rivera, quizás perfeccionando lo que había, la gaditana quiere poner en marcha la Oficina del afiliado, para darle «más protagonismo». 

"Me he sentido ninguneada por el partido", lamenta una afiliada que ha desempeñado varios cargos de base y que considera que muchas agrupaciones territoriales tienen "reyezuelos" que se ganaron al exjefe de organización Fran Hervías y estos se hicieron fuertes colocando a sus "amiguetes". Uno de ellos provocó su renuncia "por dignidad personal".

Para evitar que esto se produzca, Arrimadas confía en la transversalidad, no así Igea, que denuncia un excesivo centralismo. No obstante, un militante perteneciente a la junta directiva de una ciudad castellano y leonesa le reprocha a este que  "a la hora de nombrar asesores o cargos de responsabilidad, se ha decantado por afiliados de otras provincias o independientes que a los de aquí porque le parecían afines a su gran enemigo, el presidente de las Cortes, Luis Fuentes". Y le disculpa: "Bueno, eso pasa también en el PP".  

Precisamente el partido conservador ha sido una de las estrellas de la campaña, ya que el vallisoletano está en contra de pactar con los populares, llegando a profetizar, cual Casandra, que Cs se diluirá en el bloque de Casado. "Si nos intentan absorber, nanay", replicó Arrimadas en el debate en el que se midieron el miércoles. Ganó la andaluza, que le pidió que si vence, no ataque al partido más con exabruptos y ante las cámaras. No lo logró pues no hubo compromiso alguno.   

El factor garicano 

Hay otro nombre propio en esta lucha que todos los afiliados confían en que no deje el lunes un partido roto:  Luis Garicano, perteneciente al sector crítico, de la onda de los dimitidos Toni Roldán y Francisco de la Torre e íntimo de Igea. No se sumó al equipo de Inés Arrimadas (dicen que le ofreció un rol muy secundario)... ni al de su amigo. Sí entró en el grupo de la jerezana el vicepresidente andaluz, Juan Marín, que tenía a la formación en el sur en crisis, con dos estruendosos ceses y que, de la noche a la mañana, ahora está en calma.