Los problemas mentales se han incrementado con la pandemia. Según datos del Centro de Investigaciones Sociológicas un 6,4 % de la población ha solicitado asistencia de un profesional de salud mental por síntomas tales como ansiedad (43,7%) y depresión (35,5%), mientras que una tercera parte de los adultos refiere síntomas de angustia, cifra que aumenta en la población juvenil, con uno de cada dos jóvenes en esta situación.
Tal como indica María Cruz Castellanos, profesora del Máster de Psicología General Sanitaria y del Grado de Psicología de la Universidad Católica de Ávila (UCAV), el incremento de la demanda a los servicios de salud mental está siendo significativo, tanto a nivel público como privado. En este punto se han puesto de relieve las carencias de los servicios sanitarios y las personas sienten la necesidad de pedir y recibir ayuda profesional. Los colectivos más vulnerables son las mujeres, al haber compaginado durante el confinamiento las actividades profesionales, las domésticas y la supervisión de las tareas académicas de los hijos; las clases sociales económicamente más desfavorecidas, donde el consumo de psicofármacos es el doble que en las clases sociales altas; los jóvenes y adolescentes, que necesitan del contacto con el grupo de manera presencial para la formación de la identidad y no poder hacerlo ha llevado a un mayor uso de la tecnología; las personas con problemas mentales diagnosticados antes de la pandemia, que han sufrido un agravamiento de su patología, y los mayores, que han experimentado vivencias de soledad, miedo, abatimiento y reducción de la actividad física.
La profesora señala que en líneas generales los intentos de suicidio se han incrementado significativamente, tanto en los jóvenes como en los adultos, si bien es cierto que en épocas de crisis económicas se produce un aumento de este fenómeno. Para María Cruz Castellanos, la pandemia "nos ha puesto en un escenario inimaginable hace tan solo unos meses y cada uno hemos respondido de la mejor manera posible. En algunos casos han surgido patologías y en otros se han agravado las ya existentes", añade.
Para paliar los efectos adversos de la pandemia a nivel psicológico, la también profesora del Grado de Psicología de la UCAV hace especial hincapié en recursos como mantener las rutinas cotidianas, llevar un hábito de comida saludable, conservar y fortalecer los vínculos sociales, realizar ejercicio físico, a ser posible al aire libre y realizar actividades placenteras, tales como bailar, escuchar música o leer.
También señala la importancia de solicitar ayuda al psicólogo y/o psiquiatra antes de sentirse desbordado por la situación, al considerar que "la forma de afrontarla cambiará al usar las propias fortalezas, aprender nuevas estrategias y sentir un acompañamiento incondicional en los momentos difíciles; de esta manera la persona podrá salir fortalecida".