La fallecida en Valladolid se arrojó con un cable al cuello

A.G.M.
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El matrimonio había organizado esa noche "una cena especial" y había tomado "unas copas" tras lo que Laura habría decidido suicidarse. Unos supuestos gritos amenazantes oídos por un vecino y el cable en el cuello llevaron a la detención de Javier

Edificio donde ocurrieron los hechos. - Foto: Ical

La del domingo iba a ser una noche especial para Laura y Francisco Javier. El matrimonio había quedado para cenar. Una velada romántica en medio de la monotonía del confinamiento hasta que un salto al vacío dinamitó la cita. La pesadilla de este hombre de 45 años duró unas 36 horas hasta que el juez decretó su puesta en libertad, exonerándole también del estigma público que le colocó la misma mañana del lunes el ministro del Interior, cuando aseveró que había sido un crimen machista; el martes, tras su excarcelación, Fernando Grande-Marlaska hizo "autocrítica" y explicó que en un principio le habían trasladado "indicios" de que se trataba un caso de violencia de género.

En efecto, la precipitada afirmación del ministro estuvo sobre la mesa de los investigadores durante las horas posteriores al suceso: "Él fue detenido porque un testigo dijo haber oído que ella decía 'no me pegues, no me pegues' y después gritos de él en tono amenazante", explican fuentes cercanas al caso consultadas por El Día de Valladolid. No eran los únicos indicios, ya que, además, esta mujer de 56 años apareció en la acera de la calle Aguanieves con un cable de un electrodoméstico atado al cuello, un escenario que colocaba el cartel de sospechoso sobre Francisco Javier, quien pasó día y medio arrestado hasta que se pudo determinar que "la situación más que probable es el suicidio".

Así lo entendieron los expertos del Grupo de Homicidios de la UDEV (Unidad contra la Delincuencia Especializada y Violenta) de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Valladolid, el fiscal del caso y el propio magistrado del Juzgado de Violencia sobre la Mujer 1 de Valladolid, Emilio Vega, que emitió el martes al mediodía un auto en el que se determinaba que "no existe indicio alguno para imputar alguna conducta delictiva al detenido", una afirmación basada tanto en el atestado policial como en las declaraciones del detenido y de los testigos, ya que todos han testificado que el hombre habría intentado sujetar a su esposa para que no se precipitase al vacío.

EN CUCLILLAS EN LA VENTANA

Las fuentes consultadas por este periódico aseguran que "ha sido un asunto un tanto complejo" y que, inicialmente había "indicios suficientes para detener al marido", pero el avance de la investigación fue dibujando un escenario que sitúa las pesquisas en el ámbito del suicidio. El matrimonio no tiene hijos en común (el supuesto episodio de violencia doméstica del que se acusó hace unos años a Francisco Javier fue hacia un hijo de ella, mayor de edad) y vive en solitario en el 3ºB del número 3 de la calle Alcotón (Pajarillos). La noche del domingo "deciden ponerse elegantes como si fueran a salir, pero para hacer una cena especial en casa", relatan estas fuentes, que detallan que Francisco Javier y Laura "cenan, toman copas y ya de madrugada, él se ausenta para ir al baño y cuando regresa al salón se la encuentra en cuclillas sobre el alféizar de la ventana", sin motivo aparente, al menos, sin que haya trascendido si pudo haber una discusión previa.

"Él le grita para que no se mueva y no salte, y eso es lo que oyen los vecinos, pero ella da un paso y se descuelga con un cable de alimentación de algún electrodoméstico atado al cuello y amarrado a la ventana", apuntan. Francisco Javier consigue agarrarla de las manos y así están durante unos minutos, mientras "él sigue gritando para que se agarre al cuello, y los vecinos interpretan esos gritos como amenazas, pide ayuda y que se llame a la Policía". En esos minutos con Laura colgando del tercer piso, ella ya no dice nada y la hipótesis que se maneja es que el cable que le aprieta el cuello pudiera haberla provocado su desvanecimiento; no mueve piernas ni brazos y la cabeza cuelga a un lado. Es cuando algunos vecinos sacan colchones, pero no llegan a tiempo y Laura termina cayendo desde unos doce metros, falleciendo en el acto.

LA DETENCIÓN

El extraño escenario que se encuentran los policías, con la víctima arrojándose al vacío entre gritos con un cable atado al cuello, así como las declaraciones de ese testigo, que no dudó en afirmar haber escuchado el 'no me pegues, no me pegues', desembocaron en el arres, lo de Francisco Javier, como sospechoso de un caso de violencia de género. Horas después, la investigación convirtió todo en un suicidio y el marido acusado de matar a su mujer fue puesto en libertad sin cargos.