«La iglesia vasca pecó de omisión en la lucha contra ETA"

D.C
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El periodista Pedro Ontoso, que durante doce años tuvo que tener escolta por amenazas de ETA, presentó en Ávila el libro 'Con la Biblia y la Parabellum'

«La iglesia vasca pecó de omisión en la lucha contra ETA"

Pedro Ontoso, periodista que ha ejercido esa profesión durante 42 años en El Correo Español-El Pueblo Vasco, cerró el ciclo de presentaciones de libros ‘Periodistas. Libros + Investigación’, organizado por la Asociación de Periodistas de Ávila, hablando de su trabajo Con la Biblia y la Parabellum. Cuando la iglesia vasca ponía una vela a Dios y otra al diablo, un asunto que conoce muy bien por haber vivido en primera persona ese enorme problema del terrorismo de ETA, tanto que durante una docena de años tuvo que llevar escolta.

Comentó el autor que «todavía hay ángulos un poco ciegos en la historia de terror de ETA que a pesar de tantos años no se han abordado en profundidad, y uno de ellos es el del papel de Iglesia. Y este libro habla un poco sobre el papel de la iglesia en unos años que fueron muy convulsos en el País Vasco en los que la actividad de ETA lo condicionaba todo. Hombres de iglesia tuvieron un protagonismo muy grande que creo que no se conoce muy bien, y no solamente en los documentos de condena sino también en las labores de mediación con ETA o en la negociación de la política penitenciara, que es una actividad mucho más oculta”. Lo que este libro quiere, en esencia, “es arrojar un poco de luz sobre lo que fue ese periodo tan convulso, y contar una serie de episodios que fueron hitos fundamentales en ese tiempo».

A la hora de valorar el papel de la iglesia en aquellos años de plomo, comentó Ontoso que «no se puede hacer un juicio en bloque monolítico, porque la iglesia son los obispos, son los curas y también es el pueblo de Dios, y además hubo distintos periodos. En conjunto, en ese papel de la iglesia ha habido luces, por ejemplo una aportación enorme a la convivencia, apelar a la esperanza en momentos de bajón y su impulso al movimiento pacifista acercando el sufrimiento de las dos orillas; pero lo mismo que digo eso también digo que ha habido muchas sombras, especialmente un claro pecado de omisión, y mi tesis es que si la iglesia vasca hubiese combatido antes la ideología idolátrica que subyacía en esa violencia de ETA, si antes hubiese apoyado la acción del estado contra ETA y si antes hubiese nombrado a ETA con sus siglas, que  tardó mucho en hacerlo, e incluso si antes hubiese liderado esta respuesta contra la violencia y la persecución, creo que el terrorismo no hubiese durado tanto, por eso digo que hubo pecado de omisión».

«Monseñor Blázquez fue una figura fundamental en la lucha contra el terrorismo de ETA. Llegó en un momento crítico, en 1995, cuando el País Vasco era una olla a presión, y de alguna forma lo que hizo fue templar el nacionalismo, y no sólo el eclesial, que también, sino que puso un poco de cordura en el nacionalismo político, que le recibió de uñas y lo despidió con aplausos», afirmó ayer Ontoso.

«El talante de Blázquez era de hablar, escuchar y no meterse en líos; él tuvo un discurso muy duro contra la violencia del terrorismo de ETA». En el conjunto de su labor, destacó Ontoso, «hay dos aspectos en los que jugó un papel fundamental: uno fue el pedir perdón a las víctimas, que lo hizo de forma solemne varias veces,  y llevó a cabo un acercamiento mayor a las víctimas porque hasta ese momento la iglesia vasca no había liderado esa aproximación; y luego impuso su presencia en los funerales, porque antes existía la praxis de que los obispos no iban a los entierros de la víctimas porque había riesgo de manipulación; Blázquez no lo entendía, dijo que se acababa eso y fue al funeral de Miguel Ángel Blanco, al de un guardia civil, al de un ertzaina. Poco a poco, con esa paz, con esa resistencia que viene de sus años de Ávila,Blázquez impuso otro estilo para bien».