Victoria Lafora

Victoria Lafora


A por el 2022

02/01/2022

Es verdad que hay que hacer un soberano esfuerzo de lucidez, o más bien de optimismo, para dar la bienvenida al año que comienza. A muchos españoles, sobre todo a los jóvenes, se les fastidió la Nochevieja y los Reyes Magos no ofrecen mucho consuelo. Con los precios disparados, la luz por las nubes y casi veinticuatro millones de ciudadanos con pérdida de poder adquisitivo, el ánimo se tambalea.

Pero, como ya queda poco susceptible de empeorar, hay que poner las luces largas y pensar que el virus dejará de estrangularnos, de colapsar los hospitales y la economía, y que los fondos europeos traerán el ansiado crecimiento.

La reforma laboral va a corregir parte de la tremenda precariedad que caracteriza nuestro mercado. Y los nuevos contratos que, pese a las reticencias del PP, se van a producir, permitirán, sobre todo a la generación que todavía sigue viviendo con los padres por falta de estabilidad, apostar por el futuro.

Esta reforma, descafeinada para Podemos y los independentistas, es la que propiciaba la Unión Europea, el pasaporte para recibir los fondos. Solo el hecho de la laboriosa negociación y las exigencias de la CEOE deberían ser garantía de solvencia para los populares. Y, de hecho, algunos dirigentes de la formación no ocultan su malestar por la negativa de Casado a apoyar el proyecto.

Pero la cúpula de Génova está, en estos momentos, más preocupada por las próximas citas electorales en Castilla-León y Andalucía, que pueden marcar tendencia para las generales de 2023. Parece que en Valladolid se tranquilizan los ánimos ante la escasa capacidad demaniobra de los movimientos provinciales que defienden la "España vaciada". El adelanto electoral de Mañueco tenía, entre sus objetivos, el no dar tiempo a que se consolidaran candidaturas alternativas en Soria, Palencia, Zamora etc. y parece que se va a cumplir el propósito. La incógnita es si el PP conseguirá absorber a los votantes que llevaron a Ciudadanos a un Ejecutivo del que ahora han sido expulsados.

Pese a la expectativa de Casado de repetir un resultado similar al de Madrid, con lo que conseguiría de paso bajar los humos a Díaz Ayuso, el que todos los gobiernos autonómicos populares tengan que depender de Vox puede acabar espantando a los votantes de centro.

En Andalucía Juanma Moreno va por libre y convocará ya cerca del verano. No tiene contrincantes y se le nota en el verbo tranquilo y la falta de aspavientos.

El segundo hijo de Inés Arrimadas va a llegar en medio del descalabro definitivo de la formación que lidera su madre. No será culpa suya sino de Albert Rivera que perdió el centro cuando creyó que tocaba con las manos la Moncloa.

En cuanto a la izquierda, tanto el PSOE como Podemos tienen pocas posibilidades de salir bien parados en Andalucía. Los primeros porque su cabeza de cartel, Espadas, no se sabe si va o si viene y su candidatura parece, como la de Gabilondo en Madrid, desleída. Y las siglas de Ione Belarra no esperan grandes alegrías porque su sector andaluz está totalmente roto.

En otro orden de cosas también este 22 volverá el Emérito a España y su llegada provocará un gran revuelo que semanas después se convertirá en olvido. Podemos insistirá con ahínco en la reforma fiscal para apuntarse un tanto que vender en elecciones. Por último, si confían en que se suavizara la bronca política, olvídense. Antes se irá el maldito virus.