Una visita, en femenino

I.Camarero Jiménez
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Ni el frío, ni lo desapacible de la jornada frenaron la ruta Isabelina guiada por Jorge Díaz, una propuesta que permanecerá durante febrero

Una visita, en femenino - Foto: David Castro

El día amaneció este sábado frío y bastante desapacible pero aún así hubo valientes que se apuntaron a la propuesta  turística ‘Ávila Isabelina’, que comenzó en enero  y continuará cada sábado de febrero, para despedirse después hasta noviembre. Con salida como siempre del Centro de Recepción de Visitantes y guiados por Jorge Díaz, un pequeño grupo echó a andar para sumergirse a través del patrimonio en la vida abulense de quien fuera reina de Castilla, Isabel La Católica, cuya impronta quedó reflejada también en la ciudad amurallada. Dos horas y media que dura el camino da para mucho, también para ahondar en el rastro que dejaron otras abulenses como son Teresa de Jesús y María Dávila. En el fondo la ruta es «la de las grandes mujeres abulenses», explicaba Díaz

Desde el CRV iniciaron camino hacia la basílica de San Vicente, pues no hay que olvidar la riqueza monumental de Ávila y no se puede obviar información si en el camino hacia diferentes destinos te encuentras con joyas como ésta o como la Muralla. Luego ya sí fueron alcanzando diferentes «lugares que tuvieron alguna significación con Isabel de Castilla». Visitantes y guía fueron parando en inmuebles en los que la protagonista puntualmente residió o donde asistió a algún acto y es que «la vinculación de la protagonista con Ávila no es tan fuerte como la que pudiera tener con Arévalo o Madrigal», pero aquí dejó su huella «sobre todo  como reina porque vino en diferentes ocasiones».

La primera parada, en el mercado Grande. Es allí donde el guía hace mención a las diferentes celebraciones  que se hicieron hacia los reyes de Castilla, incluyendo la coronación de la reina. Desde allí el camino prosiguió hasta Santa Ana con paradas en Las Gordillas y en la que ahora es la sede de la Delegación de la  Junta, donde pudieron visitar su claustro y también la iglesia (reconvertida en Auditorio) e incluida recientemente en este itinerario turístico. Y es que fue en el Convento de Santa Ana donde se quedaba Isabel La Católica en su día precisamente porque no había Palacio Real, pero eso fue, relata Díaz cuando «era todavía infanta».

Luego el camino y para rematar qué mejor que hacerlo en el Monasterio de Santo Tomás, lo más extenso y con una hora de duración para  ver los tres claustros y los dos museos y aunque no con el detalle que merecen,  sí para de un primer vistazo despertar el interés del público.