Los desafíos de la recuperación

Carlos Cuesta (SPC)
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El mundo empresarial está decidido a superar la crisis económica apostando por potentes inversiones en innovación, tecnología, digitalización y fuentes energéticas que les aporten liderazgo y la competitividad que necesitan sus negocios

Los desafíos de la recuperación

Los tiempos difíciles y las grandes crisis económicas son, en gran medida, las principales responsables de la forja de una clase de empresarios de raza que no se achica ante los problemas que surgen y que, lejos de espantarse y disfrutar de las ganancias del pasado, se aferran con más ahínco en sacar adelante sus negocios contra viento y marea y fortalecer sus empresas para asegurarse un futuro de prosperidad. La expansión de pandemia de la COVID-19 ha arrastrado al tejido productivo a un escenario muy complejo como demuestran la mayoría de los indicadores económicos que evidencian una de las mayores crisis que ha vivido España y ante el reto de una recuperación complicada y muy costosa.

La incertidumbre de los empresarios españoles, después de tres trimestres de penurias, es manifiesta y son muy pocos los visionarios que se atreven a aventurarse a la hora de dar unas claves infalibles capaces de superar este momento que, como otras crisis pasadas, tiene sus coincidencias y diferencias.

En este contexto, uno de los problemas al que se han enfrentado la mayor parte de los negocios es la búsqueda de liquidez y las vías de financiación más eficientes para superar las adversidades.

Proteger la solvencia para no caer en la ruina ha sido, y sigue siendo, uno de los principales objetivos que se han marcado la mayor parte de los gerentes para hacer frente a las consecuencias de la pandemia que ha tenido efectos directos sobre el derrumbe de los beneficios y las enormes pérdidas que están presentado muchas corporaciones desde el pasado marzo, mes en el que se decretó el estado de alarma y la limitación de actividades tan importantes para el PIB como el turismo, el comercio o la hostelería.

Los créditos ICO y los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) han sido fundamentales para evitar la quiebra de una buena parte de las compañías que siguen sorteando la crisis con enormes dificultades y para que las cifras de parados se hayan contenido gracias a las medidas adoptadas por el Gobierno. Una solución que ha dejado las arcas públicas sin liquidez y, lo que es más grave, con la mayor deuda histórica jamás registrada en España con 1,4 billones de euros que superan el 114% del PIB y que hipoteca el futuro de las generaciones venideras con un pasivo que impide invertir en activos generadores de riqueza y empleo. 

En esta línea, sectores como el financiero se han visto obligados a adaptarse a una nueva realidad para recuperar la rentabilidad de sus balances, muy mermada por los rebrotes de la COVID-19 y el prolongado escenario que vienen sufriendo desde hace años por los bajos tipos de interés que marca el BCE.

Por su parte, la construcción, ya cuenta con la paralización o la ralentización de las obras iniciadas para el próximo año 2021 y, especialmente, una reducción de ingresos en el cierre de cuentas de 2020.

Otras actividades como la automoción, los transportes, las aerolíneas o, por ejemplo, la hostelería también están sufriendo el frenazo en sus resultados y analizan los grandes desafíos que les pueden permitir superar esta recesión.

Uno de los retos que se fijan las grandes corporaciones es seguir defendiendo su liderazgo en un mercado más complejo con una consolidación de la venta online e, incluso, mejorarlo si la competencia ha quedado debilitada.

Una de las mejores herramientas que recomiendan los expertos para acelerar una recuperación eficiente es invertir en innovación y en la tecnología más moderna acorde a su producción para que les facilite una presencia más potente tanto en el mercado nacional como en el internacional.

Cabe señalar, como aspecto positivo, que los españoles tienen desde siempre una gran predisposición a acoger los más modernos avances tecnológicos con entusiasmo y generosidad, incluso, en las facetas domésticas, lo que ha facilitado la digitalización de las empresas mediante la incorporación de dispositivos inteligentes como el smartphone o los ordenadores portátiles y tablets, que se han convertido en medios imprescindibles.

En este escenario, cobra una dimensión muy especial la formación, no solo para el desarrollo de grandes líderes sino para los aspectos más habituales de una empresa. Se trata de dar valor añadido, de diferenciarse de la competencia y de anticiparse al mercado.

De esta forma, las facultades de negocios son determinantes en este mundo laboral cambiante que se fundamenta en la aceleración de la transformación digital. Un estudio de una escuela de negocios señala que posiciones como director de transformación digital, chief digital officer (CDO), o responsable de negocio digital están entre las profesiones más cotizadas en 2020.

Las empresas consideran que alrededor del 40% de sus empleados necesitará formarse en nuevas disciplinas y tecnologías y un 94% de los directivos afirma que espera de sus empleados nuevas habilidades en digitalización y teletrabajo.

Otro factor determinante en la recuperación económica es el proceso de transición ecológica y la capacidad de arrastre que va a necesitar la industria energética que es considerada como uno de los motores del desarrollo industrial para superar la crisis de la COVID-19.

Las sociedades energéticas mantienen sus líneas de investigación en el proceso de descarbonización alrededor de la electricidad y del hidrógeno, lo que marcará grandes diferencias en el crecimiento de los países desarrollados.

El Gobierno y la UE consideran que el sector energético es clave para afrontar la recuperación y están dispuestos a apoyar a sus empresas con abundantes fondos públicos.

Readaptación

En definitiva, el nuevo entorno exige una gran flexibilidad para satisfacer las necesidades del mercado mediante una readaptación a la realidad, algo que también ha sido posible gracias a las grandes inversiones realizadas años atrás para favorecer las ventas a través de los canales online.

En cualquier caso, si por algo se ha caracterizado este duro período es por el profundo cambio en los hábitos de consumo de la sociedad en su conjunto, algo que se ha traducido en un boom también sin precedentes de todos los negocios que se habían adaptado a la nueva realidad tecnológica.