Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


El misterio del empleo

03/12/2021

Cuando se les pregunta a los economistas cómo es posible que la actividad económica no acabe de despegar en la medida que se preveía y el PIB no alcance el nivel que auguraba el Gobierno, y de forma simultánea el empleo tenga un comportamiento positivo con nueve meses de descenso del paro registrado, con aumento del número de afiliados a la Seguridad Social que superan los datos prepandemia y cuando los contratos fijos han alcanzado un nivel nunca antes visto, se encogen de hombros, ponen cara circunspecta y tratan de salirse por la tangente porque no tienen explicación para dos comportamientos tan dispares cuando se suponen que uno, el mercado de trabajo, es consecuencia del otro, la actividad productiva.  Ya se sabe que los economistas son quienes mejor adivinan el pasado y los errores de prospección que cometen se acaban olvidando cuando elaboran el siguiente informe.  

Cuando todos los informes de las grandes instituciones, Comisión Europea, Fondo Monetario Internacional, Banco de España y servicios de estudios de entidades financieras apuntan a que las previsiones del Gobierno sobre el crecimiento del PIB para este año y los siguientes están infladas y son inopinadamente optimistas, el paro registrado encadena una etapa de descenso del número de desempleados nunca visto desde que hay registros. Y si el mes de noviembre ha sido muy positivo por ser uno de los meses del año en los que tradicionalmente se destruye empleo, es muy posible que el mes de diciembre tenga todavía un comportamiento mejor, con las salvedades que siempre es preciso realizar sobre la temporalidad y la precariedad de los contratos que se firman, pese a que en el mes pasado el número de los indefinidos ha alcanzado el 14%, una cifra récord en toda la serie histórica.    

Si diciembre vuelve a ser positivo en materia de empleo es previsible que la tasa de paro se sitúe por debajo del 15% que es el pronóstico para España del estudio de la OCDE para este año. Sobre todo, si se tiene en cuenta que la EPA del tercer trimestre indicaba que ya se encontraba en el 14,57%, a lo que habrá que sumar la bajada de los tres meses siguientes. Este hecho no quiere decir que la previsión sobre el crecimiento de la economía sea desacertada. Pero tampoco está de más recordar un estudio publicado por la Reserva Federal de Estados Unidos hace un año en el que se ponía de relieve que los pronósticos de los economistas en relación al PIB solamente habían acertado el 30% de las veces y el 39% en la inflación desde 1983.  

El consenso de los economistas es que las previsiones de crecimiento del PIB para este año y el próximo están infladas y que su evolución se encuentra sometida a las tensiones que puedan proceder de un recrudecimiento de la pandemia y de la inflación que pueden afectar al consumo interno, con dependencia además de la evolución del sector turístico y de la llegada de los fondos europeos, sin olvidar la crisis de suministros que paraliza algunos sectores que también perjudican la recuperación de la economía española. .  

Entretanto siguen sin desvelarse el misterio del mercado laboral español que crece y en el que cada vez son más los afectados por los ERTE que abandonan esa situación para reincorporarse a sus puestos de trabajo, a pesar de que la actividad económica se ralentiza.