Del sueño de Segunda a la pesadilla de Tercera

Alberto Sánchez
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El Júpiter Leonesa B acaba con las aspiraciones de un Real Ávila que no supo manejar los tiempos. Rubén Ramiro dio esperanzas a los encarnados. Javi, con un golazo, derribó las esperanzas del Ávila

Del sueño de Segunda a la pesadilla de Tercera

Poco duró el sueño del ascenso y la Segunda RFEFpara un Real Ávila que se vio superado en el Área de Puente Castro por un Júpiter Leonesa B que comenzó el partido como un manojo de nervios pero que acabó goleando a los de María Hernández, que fueron de más a menos en un partido en el que siempre fueron a remolque. Sólo los destellos de Rubén Ramiro, curiosamente suplente, estuvieron a la alturas de un playoff de ascenso que terminó muy pronto. 

Saltó el Júpiter Leonesa B con los nervios a flor de piel y el Real Ávila con ganas de hacer el primero. Llegó, pero en fuera de juego, cuando a los 6 minutos de partido Rubiato remataba al fondo de la red un balón que le llegaba de botas de Javi de Mesa. No subió al marcador pero ya fue un aviso.  Como el que llegaba poco después cuando los encarnados convertían un saque de banda al corazón del área en una clara ocasión. Diego desvió el remate de Aitor y Miguel sacaba bajo palos el intento de Sergio Ramos, que sin portero quiso buscar el fondo de la red. Si fuera un combate de boxeo, los de María Hernández ya ganaban a los puntos. Cada balón al área leonesa era una ocasión. Los de Israel Martínez eran un flan y los encarnados empezaban a controlar la situación. La defensa adelantada de los encarnados, en el centro del campo, ahogaba a los de Israel Martínez, poco a poco más serenos pero de momento sin acercarse al área encarnada. Ycuando lo hicieron, la tuvieron. 

Avisó Marcos, que consiguió el primer córner para los leoneses cuando se atrevió a probar a Carlos Pascual. Después fue Percan. Y el ‘17’ lo hizo en serio. Se le marchó a Domingo sobre la línea de fondo. Le derribó el central y no dudó el colegiado, que señaló los 11 metros. Tomó la responsabilidad de lanzarlo Javi, ‘bailó’ sobre la línea de gol Johan y disparó duro al palo. La madera –minuto 20– rechazó lo que era un gol seguro. Tras los primeros compases de partido, la balanza parecía igualarse. Había comenzado bien el equipo encarnado, pero había perdido el control. 

Fue desapareciendo el Real Ávila. Apenas Sergio Ramos daba señales de vida en un equipo que había perdido su sitio. Crecía el Júpiter Leonesa B, que volvería a tener el 1-0 en sus manos –minuto 36– cuando Marcos supo aprovechar la indecisión de los encarnados, que se quedaron parados pidiendo el fuera de juego de Percan pero no se enteraron de la legada del lateral, que sorprendió a todos, cogió el balón ante la mirada de Tena y Domingo y encaró a Johan. Sentó al portero pero el leonés, zurdo cerrado, remató con la derecha. La grada cantó gol pero el balón se fue al lateral de la red. Los leoneses mandaban sobre un Ávila del que no había noticias. Sólo a balón parado parecía posible que pudiera llegar algo. Fue Carlos Pascual –minuto 42– el que lo buscó a saque de córner, pero no encontró portería. Sí lo hizo sobre la bocina, cuando el encarnado llegó hasta el vértice del área pequeña para rematar de cabeza una prolongación de Rubiato, pero Diego sacaba a una mano. Sería la última antes de un descanso al que los encarnados llegaban obligados a cambiar cosas si querían llevarse el partido. 

Había perdonado el Júpiter Leonesa B en la primera mitad, pero no en la segunda. Tres minutos tardó el equipo de Israel Martínez en hacer lo que no hizo en la primera mitad, el gol. Con el Real Ávila volcado en campo contrario salió a la contra el Júpiter Leonesa B. Dejó pasar Álvarez el balón, despistó a Corozo y habilitó a Percan, que le ganó la espalda a Tena. Comenzó a correr desde el centro del campo. Le agarró el central, aunque no lo suficiente. Corrió el ‘17’, le ganó la posición y en el cara a cara con Johan batía al dominicano con un disparo entre las piernas. Era el 1-0  y el Real Ávila quedaba noqueado. 

Necesitaba algo a lo que agarrarse el equipo para reaccionar. Empezó Llorián –53’– con un buen zapatazo y siguió María Hernández moviendo el banquillo. No tardó. Fuera Aitor y Tena, dentro Manu Sánchez y Rubén Ramiro. Yel gol del empate no tardó en llegar. Un minuto tardó el extremo en hacer el 1-1 cuando Diego se liaba en el despeje. Falló en la salida de puños y le dejó e cuero a los pies de Rubén Ramiro, que la ponía con rosca y devolvía a los encarnados (1-1) a la pelea. 

El gol desencajó el ánimo de los leoneses y devolvió el empuje a los encarnados, que se vieron de nuevo con opciones. Duro y raso disparó Sergio Ramos y con problemas mando a córner Diego. Los cambios de caras y de dibujo –rompió la línea de cinco con la que comenzó–le dieron mucho más sentido al Real Ávila.

Buscaba el segundo el Real Ávila pero el que lo encontró fue Javi. Un mazazo. Se desquitó el ‘10’ del penalti que falló con un gol para enmarcar. Corrió Álvarez por banda y habilitó a  Abel, que no supo lo que hacer con el balón dentro del área. Tampoco los defensores, que le dejaron. La aguantó y la sacó a la frontal, donde Javi apareció con fuerza desde atrás. Qué duro la pegó y qué bien. Porque el cuero salió como un obús para colarse por la escuadra ante la estirada de Johan. Desde que salió de las botas olía a gol y fue un golazo. La pegó con toda el alma para poner en el marcador el 2-1. 

Quiso volver el Real Ávila a meterse en el partido, pero no le dejaron. Porque cuando se buscaba el empate llegó el 3-1 en una polémica jugada. Fue Marcos el que aprovechó un mal despeje de los encarnados para correr en solitario hacia la portería de Johan. Se precipitó en el disparo. Desde fuera del área, disparó al cuerpo del portero, que la rechazó. Quedó el balón a los pies de Percan, que la picó sobre Johan. No encontró puerta pero el intento de gol se convirtió en asistencia a Abel, en claro fuera de juego. El ‘15’ se había quedado enganchado en el área pequeña, pero su disparo, sin oposición y sobre la línea de gol, subió al marcador. Protestaron sin éxito los encarnados. El problema no fue el árbitro, fue la sucesión de errores. 

El tercero desquició al equipo, superado por los nervios y la situación. Tito primero y Abad después, en otra carrera a la espalda de la defensa, pudieron ampliar el marcador. No acertaron en el disparo, pero se quedaron muy cerca. Los que necesitaban marcar eran los encarnados, pero eran los leoneses los que acariciaban un nuevo gol. Ya no habría más, como ya no habrá más fase de ascenso para el Real Ávila.