La UCAV es la universidad de Castilla y León mejor posicionada en cuanto a la estabilidad en el empleo y la octava del país, mientras que en empleo de calidad ocupa el tercer puesto de la comunidad y el séptimo del ámbito nacional. En cuanto a los indicadores utilizados para elaborar esa clasificación, es la mejor colocada de la región en tasa de afiliación y en la base de cotización media anual, la segunda en porcentajes de empleo indefinido y de trabajadores a tiempo completo y la tercera en porcentaje de inscritos en grupos de cotización relacionados con el nivel de formación superior. Así se refleja en el estudio 'El compromiso con el empleo de las universidades españolas: inserción laboral y calidad en el empleo de sus egresados', realizado en el centro universitario a partir del informe 'Las universidades españolas. Una perspectiva autonómica 2019' de la Fundación CYD, que por primera vez incluye indicadores de inserción laboral, y datos del INE y el SEPE. Para explicar la visión de la UCAV sobre este estudio, que abarca a 76 universidades, públicas y privadas, hablamos con Noelia Muñoz.

¿Cuáles son las principales conclusiones de este estudio?

La principal conclusión es que las universidades privadas están más orientadas a formar a los alumnos para su inserción en el mercado laboral, mientras que las públicas se centran más en la propia investigación y en la transferencia del conocimiento. Los alumnos de grado egresados de las universidades privadas obtienen un empleo de mejor calidad frente a los que estudian en las universidades públicas. Y otra de las conclusiones es que la UCAV es, dentro de Castilla y León, la mejor posicionada en cuanto a tres índices del estudio, la estabilidad en el empleo, la tasa de afiliación y la base de cotización. 

¿En qué situación se encuentra la UCAV en el ámbito nacional?

En algunos indicadores estamos en el ‘top ten’ de todas las universidades del país, algo que hasta ahora no sabíamos. Sí que es verdad que la UCAV siempre ha apostado por el empleo de sus egresados, facilitando las prácticas desde que empiezan a estudiar, ya sea con las curriculares obligatorias del grado y con las extracurriculares, y también con el trato personalizado que damos a los alumnos. Les conocemos, sabemos dónde quieren desarrollar su carrera y siempre cuentan con una tutorización que en una universidad más grande sería imposible.

¿Sabían del alcance laboral de la formación que imparten?

Se hace un seguimiento de manera informal porque nunca se pierde el contacto con los alumnos y, además muchos se vinculan a la universidad para dar alguna formación específica o para motivar. Pero con este informe hemos constatado que realmente la situación es muy favorable.

¿Y cómo acogen los resultados, especialmente los de Castilla y León?

Hay que tener en cuenta que no solo estamos nosotros en muy buenas posiciones sino que hay otras universidades de Castilla y León bien posicionadas, algo que creemos que es fruto del esfuerzo que están haciendo las universidades privadas para romper ese estigma o esa barrera que se tenía antes de que estos centros solo forman académicamente y que están muy alejados de la realidad empresarial del día a día. En los últimos años se ha producido una transformación que ha hecho que las universidades cada vez estemos más cerca del tejido empresarial y conozcamos las necesidades reales de las empresas para poder formar mejor a nuestros alumnos.

¿Esa transformación se ha dado por igual en privadas y públicas?

No, en las públicas, por burocracia, tradición, tamaño o porque son menos ágiles, el proceso de transformación es más complejo y lento. Los resultados y esas diferencias han venido precisamente por eso, porque las privadas sí han acometido esas transformaciones.

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