Tres de cada cuatro denuncias de desaparición son de menores

E.Carretero
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Pese a que cuantitativamente son las más numerosas, y buena parte de ellas protagonizadas por jóvenes tutelados, las que más preocupan son las de personas de avanzada edad

Tres de cada cuatro denuncias de desaparición son de menores - Foto: Tomás Alonso

En Ávila se presenta una denuncia por desaparición cada dos días y pese a que en frío el dato puede sorprender lo cierto es, coinciden en asegurar fuentes policiales, que en nuestra provincia «no existe un problema» en este sentido y que de hecho el volumen de denuncias no es nada significativo. Es más, a día de hoy en la Comisaría de Policía de Ávila solo existe una denuncia de este tipo activa, en este caso la de un varón adulto del que no se conoce su paradero desde finales de los años 90, y ninguna en la Comandancia de la Guardia Civil.

Y aunque es cierto que el número de denuncias-cuya cifra total no está disponible-se incrementó en 2018 en relación al registrado el año anterior las mismas fuentes policiales atribuyen este incremento a los efectos de la campaña de sensibilización que en los últimos tiempos se está realizando desde el Ministerio de Interior «para dar visibilidad al problema y también para animar a que se denuncie en el menor tiempo posible». De hecho, gracias a esta campaña prácticamente se ha conseguido terminar con el mito de que hay que esperar 24 horas para interponer una denuncia por desaparición, lo que no solamente no es cierto sino que resulta desaconsejable. Es más, la denuncia se puede presentar en cualquier momento y ante cualquier cuerpo policial y de seguridad.

«Se ha desmontado el mito de que no es necesario esperar 24 horas para denunciar, por lo que las denuncias han aumentado, lo que no significa ni mucho menos que el problema de las desapariciones se haya agravado», insisten desde las mismas fuentes policiales. De hecho, tanto desde Policía Nacional como desde Guardia Civil coinciden en apuntar que «en Ávila las desapariciones no son un problema» y que las denuncias interpuestas por esta cuestión no son para nada llamativas y están en relación con las cifras de población de esta provincia.

Es más, en el caso de Ávila todas las desapariciones denunciadas ante los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad fueron voluntarias  y muchas de ellas protagonizadas por menores de edad. De hecho, casi el 90 por ciento de las denuncias presentadas por este motivo ante la Policía Nacional el pasado año se correspondían con desapariciones de menores de 18 años y de ellas algo más del 65 por ciento eran de jóvenes tutelados que se habían ausentado del centro de protección a la infancia. Curiosamente, indican desde Policía Nacional, estas desapariciones «suelen coincidir con fines de semana y días festivos, regresando al centro de acogida tras varios días fuera». Es más, varios de estos menores son reincidentes  y acumulan más de una  denuncia por desaparición tras ausentarse del centro de acogida en varias ocasiones a lo largo del pasado año, si bien «en todos los casos» la denuncia se cerró con el regreso del menor.   

Y pese a que cuantitativamente son las menos, lo cierto es que en Ávila las denuncias por desaparición que más preocupan tanto a Policía Nacional como a la Guardia Civil son las de personas de avanzada edad que «operativamente sí son importantes» e implican la movilización de numerosos recursos tanto internos como externos por los condicionantes que tiene este colectivo que a patologías de base, como pueden ser demencias o dificultades de movilidad, suman también el hecho de que muchos de ellos se encuentran en centros residenciales fuera de su localidad de origen, lo que favorece la desorientación y la pérdida de la noción espacio y tiempo.   El mayor riesgo en este tipo de desapariciones se da cuando las mismas tienen lugar en zonas de la periferia urbana o en el campo y más si éstas se producen en invierno. En estos casos, coinciden en afirmar tanto desde Policía Nacional como desde Guardia Civil, el factor tiempo es fundamental máxime teniendo en cuenta que se trata de personas vulnerables y que las temperaturas invernales juegan en su contra. Estas desapariciones exigen que se pongan en marcha recursos «del más alto nivel», tanto internos como externos, lo que incluye incluso de medios aéreos.