Seis años después, en Tercera División

A.S.G.
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En 2014 se creaba el equipo sénior del Diocesanos para dar cabida a los jugadores que, tras saltar de juveniles, se quedaban sin destino. Tras dos temporadas en Provincial y cuatro en Regional, ya tiene el ascenso

Seis años después, en Tercera División - Foto: Diario de Ávila

Seis años y seis temporadas disputadas por el camino, dos de ellas en la Provincial y cuatro en la Regional de Aficionados, ha sido lo que ha tardado en alcanzar su destino el Colegios Diocesanos, un proyecto que nacía a finales del mes de abril de 2014. Un proyecto que entonces nacía bajo el empuje de Alberto Zoilo Álvarez –entonces presidente de un club a cuyo frente hoy se encuentra Alberto Mellado– bajo la ambición deportiva de alcanzar la Tercera División en cuatro años. Le ha costado un poco más. Se trabó en su debut en una Provincial que le avisó que no sería un paseo y se encontró con un Grupo A de la Regional en la que mereció mucho antes el premio del ascenso, especialmente el año pasado. Y aunque se ‘han tomado’ dos años más de lo que aquella tarde de abril desearon en su presentación, ya están en Tercera.   

Se puso en marcha este proyecto con un claro destino, la Tercera División, y con una idea firme, «dar una salida a los chicos que, acabada la etapa como juveniles, se ven abocados al Pedro Pascual o directamente tienen que dejar el fútbol» decía entonces Jorge Barrera como director deportivo de esta nueva apuesta. El mensaje entonces estaba claro. Un equipo «de, por y para Ávila». El eslabón «que el fútbol de Ávila necesita» se decía recordando el desaparecido Ávila Promesas.

Arrancó en la 2014-15 de la mano de David de Blas ‘Zamorilla’. Lo avisó desde el primer momento. «Aunque la gente no lo crea, la Provincial es una categoría complicada». Qué razón tenía. Les costó adaptarse. Cuando quisieron hacerlo el Mombeltrán ya era campeón. De aquella temporada se aprendió. A la siguiente (2015-2016) el equipo dominaría la competición con autoridad. A seis jornadas para el final, y con un único empate cedido en su casillero, el equipo se proclamaba campeón. Dos años después subía el primer escalón. Ya estaba en la Regional.

Aunque debutantes en la categoría, el equipo colegial lo hacía directamente como un rival a pelear por el ascenso. Pero su primer paso por una Regional de Aficionados (2016-17) que un año antes pisó el Real Ávila no fue lo esperado. Cuartos, a 11 puntos del Becerril, segundo, en un año en el que jugaron en el Adolfo Suárez. Aquello no volvería a repetirse. Ni se repetirá. Sancti Spíritu se quedó como su casa. De nuevo intentarían el asalto en la 2016-2017 y de nuevo el mismo resultado. Cuartos, a 13 puntos de La Granja, segundo.

Los cuatro años de Zamorilla al frente del proyecto llegaban a su final. El relevo estaba en casa. Tras su paso por las categorías inferiores del club, de conseguir el ascenso después de dos décadas a División de Honor o conseguir la permanencia en la categoría por primera vez en la historia del fútbol abulense, José Alberto Fernández Somoza tomaba las riendas del equipo. «No conozco la categoría, pero si salimos a competir no es para quedarnos en mitad de la tabla» avisó entonces. «Mi reto es subir», pero se quedaron a las puertas.

Aquella 2018-19 el equipo acabó tercero, a dos puntos del segundo, el Mirandés B, en un pulso directo con los burgaleses que se escapó en el último momento con un empate ante el San José a dos jornadas del final y un duelo directo con el propio Mirandés B que ya no valió de nada.

Del año pasado se aprendió. Se reforzó el equipo. Llegaron Juli, Ángel Encinar, Josito, Roa o Vila, gente de Tercera para llegar a Tercera. Con ellos, más lo que había, el Colegios Diocesanos ha sido el dominador de un curso 2019-2020 que se cerró en los despachos pero que ya tenía bien encauzado el equipo abulense, fiable y regular como pocos.

Seis años después, y en su séptima temporada en competición, el equipo debutará en Tercera División, aquel objetivo ambicioso del que se habló un mes de abril de 2014.