Pantallas protectoras detrás del mostrador

Mayte Rodríguez
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El pequeño comercio abulense estrenó la fase cero de la desescalada con un seguimiento desigual porque, pesea la autorización de abrir, hay quien aún ve incertidumbre, mientras que otros levantaron la persiana y atendieron al público bien protegido

Pantallas protectoras detrás del mostrador

En cuanto echaron el cierre a la una y media de la tarde, los empleados de Marsan Ferreteros se han puesto manos a la obra con la desinfección del establecimiento, labores en las que dedicaron especial atención a los «mostradores» y otros elementos susceptibles de ser tocados por los clientes que acudieron a la tienda a lo largo de la mañana de este lunes en su reapertura después de siete semanas de cierre, desde que entró en vigor el estado de alarma. «No hemos vuelto con miedo, mas bien con ganas de que acabe todo ésto y, sobre todo, contentos por volver a trabajar por fin», nos contaba uno de sus empleados, que a partir de ahora, igual que el resto de los comercios de menos de 400 metros cuadrados que ayer pudieron volver a abrir, tienen que adoptar una serie de medidas de seguridad e higiene que toca incorporar a las rutinas diarias. Entre ellas, dos desinfecciones diarias: una al mediodía y otra al cierre de la tarde, más a fondo, según figura en las directrices del Ministerio de Sanidad.

En su caso, la hora de desinfectar fue la de parar el ajetreo de un mañana que transcurrió «con mucho jaleo, sin dejar de atender gente, aunque también es verdad que el ritmo es distinto porque los clientes entran a la tienda de uno en uno», de forma que cada uno de los dos empleados solo atendía a una sola persona. «Es por seguridad, por garantizar la distancia entre clientes, los demás esperan en la calle a que les toque su turno», apuntan en la ferretería, situada en la zona sur de Ávila.

Sus empleados atienden al público con pantallas de protección, además del uso constante del gel hidroalcohólico para el lavado frecuente de sus manos.

Por las calles de Ávila se alternaban este lunes comercios abiertos y cerrados indistintamente. El primer día de la desescalada dejó una estampa dispar, aunque desde la Federación de Comercio de Confae no disponían ni de datos ni de estimaciones del porcentaje de establecimientos de menos de 400 metros cudrados que han abierto en Ávila.

Es verdad que hubo aperturas y que la clientela agradeció poder hacer ciertas compras, pero también lo es que hay ámbitos comerciales que, pudiendo abrir, no tienen claros los protocolos de seguridad más eficaces. Un ejemplo es el de los arreglos de ropa. Dos establecimientos veteranos en este ámbito -El Dedal y Cose cose- permanecerán al menos toda esta semana cerrados porque su propietaria, Carmen Andueza, considera que «todavía hay mucha incertidumbre». En el caso concreto de los arreglos de ropa, «hay que buscar la manera de garantizar la desinfección de las piezas cuando llegan al taller y al salir de él», pero por el momento «no he dado con un protocolo seguro, así que prefiero no abrir de momento para asegurar nuestra salud y la de los clientes», explica. Eso sí, el teléfono del establecimiento lo tiene desviado para poder atender llamadas.

Donde ha vuelto a escucharse el inconfundible sonido de los secadores es en las peluquerías abulenses, donde finalmente se ha situado en dos metros la distancia mínima entre uno y otro cliente. En Mercedes Peluqueros, por ejemplo, este lunes reabrieron al público con 22 citas en su agenda, «sobre todo cortes y tintes», nos cuentan sus profesionales. «Las clientas han venido animadas, con ganas de salir guapas de aquí, todas han llegado con sus mascarillas puestas».

Precisamente debido a las limitaciones de espacio que impone la obligación de la distancia de seguridad entre clientes, la peluquería ha reducido el número de tocadores del que dispone habitualmente para atender a la clientela. De hecho, de los siete profesionales habituales solo cuatro han comenzado a trabajar, pero «poco a poco iremos recobrando la normalidad, lo importante es haber podido empezar, aunque con un poquito de miedo, eso es verdad». No obstante, la peluquería ha instalado mamparas de separación y sus empleados, como los del resto de peluquerías, tienen que acostubrarse a trabajar con mascarilla, además de incoporar rutinas de desinfección de los sillones en los que se sientan los clientes, el lavacabezas, etc., todo ello imprescindible para evitar contagios.

También podían reabrir este lunes las librerías, aunque en el caso de Ávila la gran mayoría de ellas son también papelerías, por lo que muchas han permanecido abiertas durante estos últimos 40 días. Tal es el caso de la Librería Papelería Notas, que esta semana recupera su horario habitual de mañana y tarde y, con él, confía en recobrar también la normalidad. «Todas estas semanas hemos abierto por ser papelería y también para dar el servicio de fotocopias, pero a partir de ahora podemos vender también libros», nos cuentan. En su caso, se cuida la seguridad de distintas formas, entre ellas colocando el mostrador en la puerta, de manera que "nadie puede tocar nada porque no entran en la tienda". Por supuesto, quien atiende lleva pantalla protectora.

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