El patrimonio monumental y natural de Arenas de San Pedro se ha visto enriquecido este año con dos espacios que durante muchos años han permanecido prácticamente ocultos para la mayoría de los vecinos y visitantes, pero que gracias a la intervención realizada por el Ayuntamiento hoy pueden ser visitados, recuperando la relevancia que en tiempos tuvieron. Se trata de las cuevas de San Agustín, rehabilitada y abierta al público hace algunos meses, y la de la Sinagoga, situada en uno de los barrios más antiguos de la localidad, donde la Concejalía de Cultura y Patrimonio acaba de finalizar las intervenciones para su rehabilitación y que desde el pasado 3 de diciembre ya puede ser visitada.

Fue a principios de julio cuando el Ayuntamiento, tras la información emitida por los vecinos de la calle Sinagoga sobre la existencia de una cueva en dicho emplazamiento, procedió a su descubrimiento para restaurarla y rehabilitarla como ya se había hecho con anterioridad con la cueva de San Agustín, de finales del siglo XV.

Gracias a los vecinos de la zona se pudo localizar la entrada original de dicha gruta e inmediatamente se procedió a realizar los trabajos de excavación consiguiendo facilitar la entrada a la misma.

la Cueva de la Sinagoga puede visitarse desde el exterior, a través de la puerta de forja que se ha instalado, ya que toda la gruta se encuentra iluminada y se puede divisar su longitud y su trazado, así como los detalles descubiertos gracias a las luces y sombras. En el fondo de la misma, en una vitrina de cristal, se pueden observar los objetos y enseres que se han encontrado en su interior durante los trabajos de excavación.

La gruta está iluminada desde las 12,00 hasta las 22,00 horas, para poder ser vista por vecinos y visitantes de forma libre y estará abierta al público con visita guiada una vez a la semana.

Su historia. La cueva de la Sinagoga se localiza en el antiguo barrio judío de Arenas de San Pedro, donde en las inmediaciones existió una sinagoga, que da nombre a la calle. Por lo tanto, su origen se remonta probablemente a la época judía alrededor del siglo XV.

En su interior se pueden visualizar túneles excavados en la propia roca, así como arcos y ladrillos de adobe formando bóvedas, con una profundidad descubierta de 25 metros, con nichos a cada lado de 2,80 metros de altura. Fue utilizada como fresquera y de vía de escape en las diferentes guerras. Según la tradición oral, esta cueva da paso a un salón, del cual saldrían dos ramificaciones, uno hacía San Agustín y otro hacia el barrio de La Nava.

Por lo que respecta a la cueva de San Agustín, aparentemente perteneció al Monasterio Agustino de la Virgen del Pilar de Arenas que se encontraba en lo alto de este cerro hasta que fuera incendiado y derruido en 1809 tras la invasión francesa. Del monasterio en la actualidad no se conserva nada, salvo su imagen más valiosa, la de la patrona arenense, la Virgen del Pilar. Sin embargo, si que queda constancia física de una cueva perteneciente a dicho monasterio cuya entrada está en la subida desde La Carrellana, y que casi con toda probabilidad fue usada como fresquera de los monjes, donde guardaban los productos de sus cosechas, vino, aceite...

Probablemente construida a finales del siglo XV o principios del XVI, conserva casi intacta su estructura en galería, sustentada por arcos apuntados de fábrica de ladrillo, característicos del gótico.