La Virgen de las Vacas se internacionaliza

P.R.
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Un grupo de la localidad inglesa de Northapton llevan once años viniendo a disfrutar de las fiestas de esta popular barriada de la ciudad, cuya jornada central se celebró ayer

La Virgen de las Vacas se internacionaliza

Me  resulta sumamente complicado entender qué pasará por la cabeza de un ciudadano inglés de pura cepa cuando contempla por primera vez bailar a los mozos de Las Vacas el pasodoble ‘El gato montés’ a su Virgen en el Lienzo Norte. Es el caso de  Desmond Robbins, un ciudadano de  Northampton que vino por primera vez en el año 2008, por indicación de un amigo abulense, Mario. Debió ser tal la impresión que desde entonces no se ha perdido un solo año la fiesta. No contento con ello ha invitado a un grupo de amigos a visitar Ávila en estas fiestas, incluida su hija Sophie, que tampoco se pierde un año de fiesta desde que vino. Junto a Robbins y Sophie este año se han desplazado a Ávila Scott, Shave y Vicky. Mario conoció a Desmond en el año 2007. Se encontraba ese año en Northamton por motivos de trabajo. Recuerda que le habló a Desmond de las fiestas de las Vacas y su amigo inglés decidió venir a Ávila en el año 2008 para conocerlo. «Explicar este tipo de fiestas a un inglés es imposible. Tienen que venir y ver para entender  lo que es», indicaba Mario. El mismo Desmond reconocía que  para el es «un poco confuso» entender esta fiesta. No son religiosos. Ni siquiera entienden  lo que es una fiesta católica de este tipo pero, de cualquier manera, es muy interesante  para ellos venir a Ávila y disfrutar de este largo fin de semana. No queda aquí la cosa. Los ingleses han sido aceptados y se han integrado en el barrio como unos vaqueros más. De hecho, han sido nombrado cofrades. Eta mañana lucían todos ellos con orgullo la medalla de cofrades durante el recorrido procesional. Es lo que tiene la fiesta de Nuestra Señora de las Vacas, que engancha.

Y un año más la  adrenalina, esfuerzo, intensidad, emoción, estremecimiento y por fin lágrimas... Todo un amalgama de sentimientos volvieron a dispararse en los mozos del barrio de las Vacas, que durante esta mañana, cuando  bailaron el pasodoble a su patrona en un largo trayecto de la Avenida de Madrid, desde la confluencia de la calle Cardeñosa  hasta el puente Adaja. Es el momento más esperado de la procesión de la Virgen de las Vacas. Esos sentimientos a flor de piel, se disparan cuando acaba todo, ya frente al arco del Puente Adaja. Momento en que los jóvenes depositan las andas de la Virgen en los hombros de otros compañeros. Son tremendamente aplaudidos y ovacionados por las personas que se encuentran en ese lugar. 

Cientos de personas habían comenzado a apostarse después de las doce del mediodía para contemplar este acontecimiento religioso, que bajo el prisma de los vecinos del la barriada de las Vacas se convierte en un auténtico acontecimiento digno de ver, al menos una vez en la vida.

La Virgen de las Vacas se internacionalizaLa Virgen de las Vacas se internacionaliza - Foto: David CastroA los acordes del archiconocido pasodoble ‘El Gato Montés’, interpretado por la Banda de El Escorial, cuatro mozos bailaron a la imagen de una manera verdaderamente sentida, que les llevó a convertirse en verdaderos protagonistas de este momento. Arropados por el resto de los mozos, y dirigidos por su presidente Vicente Caballero, forman un cordón de seguridad. Los pasos de la pieza musical interpretada en su  estribillo más conocido se van a preciando en los movimientos que hace la imagen de la Virgen. 

Tradiciones. La tradición dice que bailan a la Virgen los mozos que se casan durante el año en curso. Este año solo un mozo, Jorge Serrano, contraerá matrimonio, por lo que por méritos propios se convirtió en uno de los cuatro protagonistas. Los tres restantes fueron saliendo de entre los mozos, amigos del primero. Acompañaron a Jorge, Álvaro, Christiam y Daniel. Los cuatro mozos recogieron a la imagen de la Virgen que era portada en esos momentos por los mozos de la Cofradía de la Misericordia, que son los encargados de llevar a la imagen en las visitas que hacen en esta barriada: la Encarnación, San Martín y Santa María de la Cabeza. A partir de este momento comienza el baile… Pero la procesión de la Virgen de las Vacas, que se repite cada segundo domingo de mayo, en la festividad de central de las fiestas, es mucho más que el baile antes mencionado.

Esta fiesta está definida por la propia idiosincrasia de los vaqueros, que hacen que la misma sea una de las más intensas de cuantas se celebran en la ciudad de las murallas.

La procesión después de salir de la ermita de Nuestra Señora de las Vacas se va acercando a las puertas de las casas de la barriada que así lo reclaman. El Hospital Provincial es donde se produce la primera parada que podríamos llamar  ‘oficial’.

Después se entra en la iglesia de Santo Tomás. Otra de las paradas que se realiza en frente a las religiosas del colegio de la Milagrosa. Desde aquí la procesión camina hacia el convento de San José ‘Las Madres’, en cuya iglesia se entra también. La siguiente parada es en el domicilio de las religiosas que se encuentra en la calle Duque de Alba.  Posteriormente la procesión se dirige a la ermita del Humilladero. Después, la procesión encara la calle Ajates. En el cruce con la calle Encarnación los mozos de la Misericordia se hacen cargo de portar a la imagen de Nuestra Señora de las Vacas. La tradición manda que estos mozos obsequien a los vaqueros con una ‘arroba’ de vino y dos docenas de cohetes. Una tradición que también será correspondida  en la fiesta de la Ascensión por los mozos de las Vacas a los de la Ascensión. Los de la Misericordia se encargan de portar las andas durante todo el trayecto por su barriada: La Encarnación, donde los vaqueros descansan y toman el almuerzo, en san Martín y Santa María de la Cabeza. A la llegada de la Avenida de Madrid los mozos de las Vacas se vuelven a hacer cargo del transporte de su patrona. Es el momento del baile del pasodoble ‘El gato montés’, hasta llegar a la rotonda del Puente Adaja. 

Después de pasar este arco de la muralla, la comitiva va con destino a la ermita de San Esteban, y va parando en distintos lugares hasta su llegada a la iglesia de San Juan, donde se realiza el descanso pertinente para la comida. A las cinco de la tarde se reanuda la procesión con destino a La Santa. Nuevas paradas frente a las Siervas de María,  iglesia de San Pedro y a la Magdalena.  Desde aquí la procesión camina hacia la barriada, con paradas en distintos puntos para llegar nuevamente a su    ermita.