Se había despedido el Real Ávila en su afición en la fase regular con un partido para de esos que se necesitan olvidar. Fue una derrota ante la Cultural Deportiva Cebrereña dolorosa a partes iguales tanto por lo que significaba en esos momentos a nivel clasificatorio, quedando el Real Ávila al borde del abismo y con la necesidad de jugarse el acceso alGrupo D ante un Mirandés B lanzando, como a nivel anímico, con un equipo sobre el césped derrumbado. De entonces a esto, de verse incapaces a vencer al Atlético Bembibre con nueve jugadores y colocar de nuevo al club en la pelea por las dos primeras plazas y la fase de playoffs. «Necesitábamos una victoria como esta. Nos refuerza aún más de la manera que ha sido» señalaba Manu Moreira tras el duelo.El extremo salmantino tenía muy claro que en el vestuario había la sensación de tener «una deuda con la afición que vamos poco a poco suavizando» apuntaba el atacante, que en los últimos partidos ha cambiado su demarcación habitual por la delantera e incluso el enganche, como ocurrió ante el Bembibre.

Confesaba María Hernández antes del duelo frente al Bembibre que en las últimas semanas había notado una evolución en el equipo. Y en la misma línea se pronunciaba Manu Moreira. «Se ve desde el partido ante el Mirandés B fuera de casa. Contra La Virgen del Camino igual. Yo creo que ha sido un punto de inflexión. El equipo tiene que ir a más. Si quiere ir a por el objetivo, pasa por todo esto». Y el todo al que se refiere el salmantino es al compromiso y el esfuerzo que mostraron los encarnados para ser capaces de minimizar al Bembibre incluso con nueve jugadores. Un compromiso que gustó en la afición y los despachos. Las caras este domingo fueron otras muy distintas.