Saturnina cumple un siglo en compañía de su hija

D.C
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Esta vecina de Guareña celebrará su centenario con el resto de la familia, que reside en Madrid, cuando el cambio de fase permita viajar a nuestra provincia desde la ahora 'lejana' Comunidad vecina

Saturnina cumple un siglo en compañía de su hija

Saturnina Jiménez se suma este jueves al creciente y magnífico grupo de abulenses que alcanzan la categoría de centenarios, celebración de cien años de vida que, estando llena de alegría tanto para ella como para su amplia descendencia, tendrá una significación «tristemente especial» debido a que la prohibición de moverse entre provincias que impone la fase 1 del estado de alarma obligará a que la protagonista de tan señalada fecha la conmemore únicamente en compañía de su hija Ángeles, ya que el resto de su familia vive en la cercana pero ahora ‘lejana’ comunidad de Madrid.

Consciente de esa situación de separación que impone la pandemia, pero con la esperanza (o más bien el deseo) de que hubiese llegado a su fin este fin de semana, el pasado domingo preparó unos pestiños para compartirlos con su familia el día de esa señalada efemérides (todos los años la celebración de su aniversario es una ocasión muy especial que reúne a hijos, nietos y biznietos), dulces que a buen seguro que se conservarán para cuando tengan la posibilidad de reencontrarse.

Nació Saturnina Jiménez el 4 de junio de 1920 en la localidad abulense de Múñez, anejo del municipio de Muñana que se encuentra justo al lado de Guareña, pueblo éste en el que ha residido desde que se casó y en el que también se encuentra ahora. Desde niña, como era obligado entonces, se dedicó a las labores de ganadería y de agricultura necesarias para sobrevivir en aquellos duros tiempos, trabajo que no le quitó para que acudiese a la escuela.

Saturnina cumple un siglo en compañía de su hijaSaturnina cumple un siglo en compañía de su hijaEn el año 1942 se casó con Gaudencio Martín y se trasladó a vivir a Guareña, localidad que convirtió en su lugar de residencia y en la que tuvo cuatro hijos: Artemio, Ángeles, Rosario y Justo. Con el paso del tiempo la familia fue creciendo poco a poco, y aunque sufrió los durísimos golpes que significaron la pérdida de su marido (hace casi medio siglo) y de dos de sus hijos (Artemio y Justo), conoció la alegría de tener seis nietos y siete bisnietos.

Tantos años de vida, de alegrías y penas, han forjado en Saturnina, explica su nieto Israel, «el carácter de una mujer fuerte y decidida, que no duda entre lo que se debe hacer y lo que no»; otro de sus ‘grandes valores’, añade su nieto, que reconoce su admiración por su abuela, es que «no muestra jamás preferencias por algún miembro de la familia frente a otro, a todos nos trata por igual y siempre tiene un rato para cada uno… es ecuánime por convicción y en la familia para ella todos somos iguales».

Con la «fuerza de ánimo» de cien años de vida, en los que también sufrió la pérdida de un hermano que murió en el frente ruso en la II Guerra Mundial formando parte de la División Azul y de su nuera Maruja, Saturnina ha sido siempre y sigue siendo «una persona muy familiar» que, además, «se ha sabido adaptar a la perfección a todos los cambios que han ido surgiendo en la familia».