Silenciosa ascensión al Calvario

E.C.B
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La lluvia, por momentos, y el viento no impidieron la salida de la procesión con las imágenes del Cristo Arrodillado, el Cristo de la Agonía y Nuestra Señora de las Angustias desde San Nicolás hacia el casco histórico de la ciudad

Silenciosa ascensión al Calvario - Foto: David Castro

Con los últimos rayos de luz del Miércoles Santo partía de la iglesia de San Nicolás la procesión del Silencio para iniciar su tradicional ascenso por las calles de la zona sur en dirección al casco histórico de la capital abulense en recuerdo de aquel camino que hizo Cristo con la Cruz hacia el Calvario, que la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias rememora llevando sus tres pasos de la Pasión y Muerte de Cristo hasta la Catedral del Salvador.

Pese a la lluvia, que hizo acto de presencia en varios momentos de la estación penitencial, y el fuerte viento que fue una constante en la ciudad durante todo el día, todo estaba ya preparado en el interior de la iglesia para el inicio del recorrido procesional, mientras en el exterior numerosos vecinos esperaban con expectación la salida de las imágenes del Santísimo Cristo Arrodillado, el Santísimo Cristo de la Agonía y Nuestra Señora de las Angustias, eso sí con la mirada puesta también en el cielo. Y es que una de las características más destacadas de esta procesión es, además de la sobriedad y solemnidad propias de la Semana Santa castellana, su fuerte vínculo con este barrio de la zona sur. De hecho volvieron a ser muchas las personas que acompañaron, con sus paraguas, a los pasos y cofrades durante toda la ascensión hacia el centro de la ciudad.

La primera de las imágenes que salió de San Nicolás fue la del Santísimo Cristo Arrodillado, obra de José Francisco Javier Díaz de 1993, que abrió una comitiva en la que el acompañamiento musical lo puso la banda de la Real Cofradía del Santísimo Cristo Despojado de Valladolid, mientras que la banda del Cristo de las Tres Caídas de Toro (Zamora) se encargó de acompañar a la imagen de la Virgen.

Tras ese primer paso partió el Santísimo Cristo de la Agonía (1984, Talleres de Arte Cristiano de Olot), que representa a Cristo crucificado, y cerraba el desfile Nuestra Señora de las Angustias, una talla del siglo XVI que muestra la expresión dolorosa de una madre con el corazón roto que intenta mantener el cuerpo de su hijo muerto, tras la cual se situaban las autoridades, representantes del resto de cofradías de la Semana Santa abulense y la banda zamorana.

Las muestras de devoción se repitieron durante todo el trayecto, con momentos de gran emoción como el vivido en la plaza del Rollo donde volvieron a escucharse saetas en honor a las imágenes de Cristo y la Virgen.