Incertidumbre y final feliz

Agencias
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España ha sufrido lo indecible para sellar su billete transitando con éxito desde la decepción a la euforia

Incertidumbre y final feliz - Foto: Julio Munoz

Los 'zapatazos' salvadores de Dani Olmo, las últimas apariciones de Sergio Ramos, la irrupción de Pedri, una derrota 28 años después, el fin de la mala racha de penaltis, la deuda saldada de Álvaro Morata en La Cartuja... La clasificación de la selección española para el Mundial de Qatar 2022, su decimosegundo consecutivo, dejó capítulos para el recuerdo en una competición muy sufrida.


Tropezón
La fase no pudo comenzar peor y el duelo ante Grecia quedó como el capítulo de ruptura en la relación Luis Enrique-Sergio Ramos. El hasta entonces capitán de la selección y futbolista con más internacionalidades, prometió, para ser convocado, estar en mejores condiciones de las que mostró en Los Cármenes.
Al descanso fue sustituido y el tanto de Álvaro Morata del primer acto, lo igualaba el combinado heleno con un penalti muy protestado de Íñigo Martínez, derribando a un rival tras haber despejado previamente el balón. España pasaba de un vendaval futbolístico ante Alemania en una goleada histórica (6-0), a estrellarse con un planteamiento defensivo ante el que no encontró soluciones (1-1).

 

Dani Olmo
Aturdida por lo vivido ante Grecia, la Roja visitaba tres días después a Georgia y el tanto al borde del descanso de Kvaratskhelia le adentraba en un problema del que salió con remontada en la segunda parte gracias a un tanto de Ferrán Torres y un zapatazo salvador de Dani Olmo en el tiempo añadido.
Su potente disparo a los 92 minutos evitó problemas mayores. Luis Enrique había realizado una defensa pública a ultranza de los jugadores que 'pincharon' ante Grecia, pero a la hora de la verdad hacía siete cambios en su once. Entre ellos, Sergio Ramos que se quedaba sin un solo minuto Se estrenaba de titular Pedri.

 

Unai Simón
El primer triunfo sin sufrimiento llegaba en la tercera jornada, en Sevilla ante Kosovo, en el último partido de seis días de apuros inesperados. Queda de momento como el último de Ramos con la selección, al salir en los últimos segundos del encuentro para sumar una nueva internacionalidad. España encarrilaba el partido encontrando el gol que habitualmente le falta ante rivales de una entidad menor. En dos minutos, entre el 34 y el 36, Dani Olmo y Ferrán Torres, asestaban golpes que parecían definitivos hasta que Unai Simón cometió su primer error de bulto como titular indiscutible de Luis Enrique en la portería.

 

Derrota fatal
Pasaron cuatro meses, una Eurocopa en la que la selección brilló en las eliminatorias y fue eliminada el día de su mejor partido en la tanda de penaltis de semifinales, hasta que regresó la fase de clasificación mundialista en la peor fecha posible y ante su rival directo. Suecia se convirtió en terreno maldito, donde nunca ganó, con una derrota en Solna donde se cumplieron los temores de Luis Enrique. Sin ritmo de competición, remontada por su inestabilidad defensiva, 28 años después encajaba una derrota camino de una Copa del Mundo. Sin su mejor jugador de la Eurocopa, Pedri, pese a adelantarse en el marcador con el estreno goleador de Carlos Soler, pero remontada por la exhibición de Isak. La Roja quedaba a expensas de la regularidad de Suecia para no verse abocada a la repesca.

 

Reacción con gol
Sorprendía a todos Luis Enrique con su apuesta por Abel Ruiz como 'nueve', por delante de Álvaro Morata, ante una Georgia mermada en Badajoz, el día que la selección rescató la contundencia para golear a un rival sin respuesta, 4-0, con los goles de Gayà, Carlos Soler, Ferrán Torres y Sarabia. Nueva revolución del técnico en un once muy rejuvenecido, con Busquets y Koke relegados al banquillo. La presión a Suecia aumentaba.

 

Recuperación
La esperanza regresaba con la derrota de Suecia en Atenas, ante Grecia, que aprovechaba la selección española con su triunfo, con grandes dosis de sufrimiento, en Kosovo (0-2). 
Los goles de Pablo Fornals y Ferrán Torres daban un triunfo de gran valor a un equipo con seis novedades de Luis Enrique, que cometía errores defensivos de gravedad en Pristina, que cualquier selección de nivel habría convertido en castigo. Una mala cesión de cabeza de Laporte que salvó Unai Simón con una rápida salida ante Rashica y otro fallo de Íñigo Martínez pudieron comprometer el resultado.

 

Penalti de Sarabia
España encaraba las dos últimas jornadas de grupo con partidos convertidos en 'finales'. La primera en Atenas, donde antes de saltar al césped de un estadio con menos de media entrada, sin ser el infierno griego de los viejos tiempos, conocía el batacazo de Suecia en Georgia. 
El triunfo por la mínima, sin fútbol de brillantez pero sin apuros, rompiendo la mala dinámica en los lanzamientos de penaltis gracias al acierto de Sarabia que enterraba una racha de fallos en las cinco últimas penas máximas que no fuesen de tandas finales. Se producía el esperado estreno de Raúl de Tomás, pasando Luis Enrique de jugar sin nueve puro en la fase final de la Liga de Naciones a juntar a dos, con el regreso al once de Morata. El pase directo a Qatar pasaba a depender de sumar un punto en la última jornada.

 

Fiesta en La Cartuja 
Con dosis de sufrimiento, sin mostrar su verdadero potencial futbolístico pero sin traicionar en ningún momento su identidad, saliendo por el partido, la selección española sacó partido del gran ambiente de La Cartuja. El fútbol le tenía reservado a Morata saldar su deuda con lo ocurrido en el mismo escenario en la Eurocopa, en uno de los momentos que más le afectaron de su carrera. De nuevo un latigazo de Dani Olmo, a cuatro minutos del final, dejaba en bandeja el tanto del triunfo y la fiesta se desataba. España firmó su decimosegunda presencia consecutiva en un Mundial.