El uso de tranquilizantes entre escolares repunta hasta 9,3%

David Alonso
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El colegio de Psicólogos de Castilla y León alerta del «altísimo riesgo» del uso de hipnosedantes en los estudiantes de entre 14 y 18 años

Un grupo de jóvenes acceden al interior de un centro educativo en la provincia de Burgos. - Foto: Patricia González

Casi uno de cada diez estudiantes de entre 14 y 18 años ha consumido tranquilizantes alguna vez durante el último año.O lo que es lo mismo, unos 9.000 menores han recurrido a hipnosedantes (con o sin receta) para superar una situación de estrés. Unas cifras muy superiores a las registradas hace una década, según se extrae de la última Encuesta sobre elUso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España (Estudes), que elabora bianualmente elMinisterio de Sanidad y que sitúa a estos fármacos como la cuarta sustancia más consumida por los jóvenes, solo por detrás del alcohol, el tabaco y el cannabis. En el caso de los que han tomado tranquilizantes (algunas de las marcas más conocidas son Orfidal, Tranxilium, Lexatin o Trankimazin) durante el último mes, la cifra se reduce hasta el cinco por ciento de los casi 100.000 castellanos y leoneses de entre 14 y 18 años escolarizados entre tercero de la ESO y segundo de Bachillerato, incluyendo también los ciclos formativos?, mientras que 15.000 menores reconocen haber recurrido a los hipnosedantes al menos una vez en la vida. 

Una situación que es «una realidad entre los profesionales pero desconocida de puertas para fuera», tal y como asegura el vicedecano del Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León, Vicente Martín Pérez, que lamenta como «la moda del TDH hizo que las familias recurriesen a estas sustancias». Sin embargo, alerta del «altísimo riesgo» para los jóvenes de consumir este tipo de fármacos ya que «sin la dosificación de un profesional pueden degenerar en graves problemas de adicción y dependencia». 

Martín Pérez cree, además, que el repunte del consumo de tranquilizantes con y sin receta entre los estudiantes de la Comunidad no se debe a una mayor presión educativa o al estrés en época de exámenes como la selectividad, si no que, «en la mayoría de las ocasiones», se produce por «transferencia de padres a hijos». «Los padres lo toman por su problemas diarios y cuando ven al hijo que tiene uno, en vez de ayudarle a afrontarlo, les dan un tranquilizante porque a ellos les funciona», alerta el vicedecano de la institución.

A pesar de todo, los estudiantes de Castilla y León están por debajo de la media nacional en el consumo de estos hipnosedantes, toda vez que en España los consumen el 11,6 por ciento de los jóvenes de entre 14 y 18 años. De hecho, la Comunidad es la segunda con menor prevalencia en el consumo de estos fármacos, solo por encima de Castilla-La Mancha (8%), y muy lejos de las regiones con mayor número de casos:Murcia (14,1%);Comunidad Valenciana (13,7%) y Navarra (13,2%).

Una situación que el experto psicólogo achaca a que en Castilla y León tiene «un nivel de vida más tranquilo y relajado que en otras zonas». Por último, MartínPérez alerta que el uso de estos tranquilizantes evita que los jóvenes «se entrenen en la frustración y el dolor», porque el uso de estos hipnosedantes «solo sirve para evitar una situación difícil, pero no forma emocionalmente a los jóvenes».

Otras sustancias

La Encuesta sobre elUso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España también hace referencia al consumo de otro tipo de sustancias entre los estudiantes de 14 y 18 años, donde el alcohol sigue siendo la más habitual, hasta tal punto que casi el 71 por ciento reconoce haberlo tomado en los últimos treinta días, a pesar de que la gran mayoría no tiene edad legal para hacerlo. Una cifra que va relacionada con que uno de cada cuatro estudiantes -23.000- se haya emborrachado al menos una vez en los últimos treinta días. En el caso del tabaco, los castellanos y leoneses son los que más lo consumen en España, con una media que asciende hasta el 11,7 por ciento, 3 puntos por encima de la media. Por último, el cannabis o marihuana es la segunda más frecuente, con una prevalencia del 18,5%.