"La halterofilia es individual. No hacen falta abrazos"

EFE
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Fuerte mentalmente. Para elevar una cantidad ingente de kilos de peso en el aire, se exige un poderío físico, pero sobre todo interior. Por eso mismo, esta brava leonesa cuenta con la ayuda de un psicólogo

"La halterofilia es individual. No hacen falta abrazos" - Foto: Jozsef Szaka

Es una deportista hecha a sí misma. Sin apenas referentes, Lydia Valentín asentó a la halterofilia española en el lugar más alto de los podios internacionales. La leonesa es una auténtica coleccionista de medallas. Tiene un oro, una plata y un bronce en tres Juegos Olímpicos distintos, entre Pekín 2008 y Londres 2012, a la espera de redondear en 2021 en Tokio una carrera excelsa. Está en su casa de Guadalajara y comenta que a pesar de que el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Madrid abre sus puertas el próximo lunes, tardará «un poquito» en ir hacia allí. «No está abierto el comedor, no te puedes quedar a dormir...». Así que sigue preparándose en su casa de Guadalajara.  

 

Está confinada, pero trabajando sin parar en el gimnasio que tiene en su casa, en Guadalajara. ¿Cómo está llevando el confinamiento?
Bastante tranquilo y sin parar de entrenar. Tengo un gimnasio habilitado.

 

Los futbolistas están volviendo a entrenar con mascarillas y guantes. La Premier contempla que en los goles los jugadores no se podrán abrazar... ¿Qué detalles hay en una competición de halterofilia que estén en el punto de mira?
Es un deporte muy individual. Si no quieres, no te abrazas con nadie. Estás tú solo con los discos y la barra en la tarima. Pero esa barra la tocan todas las levantadoras y levantadores. No sé qué harán. Entiendo que después de cada levantamiento tendrán que desinfectarla en segundos para que salga otra persona. Es cierto que podemos estar separados y que pondrán unas medidas, porque obviamente el tocar la barra puede complicar bastante la competición.

 

Las Olimpiadas de Londres 2012 causaron un gran impacto por la atmósfera que había alrededor de la competición de halterofilia, con luces cenitales y música. Usted vivió aquello. ¿Qué supondría competir en un recinto a puerta cerrada?
La verdad es que no me lo quiero ni imaginar (ríe). En las competiciones de halterofilia se prepara un escenario, con los focos. Es un deporte muy individual, pero la gente anima muchísimo porque es una especialidad de inmediatez, de estar jugándotelo todo en segundos. No son 90 minutos en los que van cambiando las cosas. Aunque casi no escuchas porque estás enfocada, sabes que la gente está ahí. El cambio de no tener público y que sea silencioso, cuando es un deporte silencioso pero a la vez con mucho ruido a la hora de animarnos, lo veo muy diferente. Pero a partir de ahora toda la vida será un poco diferente.

 

Usted tiene 35 años. ¿Siente que está dejando un legado?
Sí. Mi deporte lo he fomentado; he hecho historia en Europeos, en Mundiales y en Juegos Olímpicos. Las generaciones que llegan detrás de mí saben que entrenando durante mucho tiempo, con mucho sacrificio y con el foco en lo que se quiere, se puede conseguir todo. 

 

Usted puso a la halterofilia de moda. Incluso el ‘crossfit’, tan popular ahora en los gimnasios, incorpora elementos de su disciplina.
El ‘crossfit’ es un deporte que toca los movimientos olímpicos de la halterofilia: el de la arrancada y los dos tiempos y los movimientos auxiliares. Creo que es bueno para los dos deportes. No es un deporte olímpico, es más espectáculo, pero creo que hoy la gente valora más la halterofilia porque saben lo complicado que es. A mí, personalmente, me gusta que la gente practique ‘crossfit’ y que realmente valore mucho más si cabe la halterofilia.

 

¿Cómo pasa este tiempo a nivel de ocio?
Ahora estoy haciendo una sesión de entrenamiento solamente, así que estoy teniendo algo más de tiempo de lo normal dado que en el CAR estoy mañana y tarde y el entrenamiento es más exigente que ahora. Estamos en pretemporada porque tenemos el campeonato de Europa a finales de año. Intento descansar, sobre todo, y hacer tareas que tenía pendientes. Estoy aprendiendo a jugar al ping-pong, pero en deportes de raqueta soy bastante mala (ríe). Y, lo típico, leer muchísimo, ver películas, ver series y disfrutar un poco de la tranquilidad y de la paz. También estoy teniendo tiempo para pensar en lo que quiero hacer una vez que esto termine; cómo quiero volver al deporte.

 

Hablando de ese futuro, ¿qué quiere ser de mayor?
Feliz, con eso me conformo. Sí que es cierto que ahora estoy muy enfocada en mis cuartos Juegos Olímpicos, pero cuando me retire me gustaría estar totalmente involucrada con el deporte. Siempre lo he practicado, me gusta el movimiento olímpico y la vida deportiva. Tengo muchos proyectos que me gustaría seguir desarrollando, como la tienda ‘online’ de ropa, que ahora tengo un poco en ‘stand by’ porque no puedo dedicarle el tiempo adecuado. Tengo muchas cosas en mente que me gustaría retomar.