Editorial

Demoras en el Plan Territorial de Fomento para Ávila

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La crisis provocada por la covid-19 sigue alterando el devenir cotidiano y marcando el ritmo de la actividad institucional. Mientras se sigue luchando para lograr controlar la pandemia, buena parte de los programas y de la acción política acusan esas medidas restrictivas que se han implantado y que están influyendo en que ciertos planes parezca que han quedado en el olvido o estén avanzando a un ritmo menor del que deberían. Es el caso del Plan Territorial de Fomento para Ávila y su entorno. Este jueves, el viceconsejero de Empleo y  Diálogo Social, David Martín, advertía de que uno de los proyectos más importantes que se pretenden llevar a cabo dentro de este programa, como es la Plataforma Logística Agroalimentaria, acumula ya un retraso de dos meses. Debería haberse puesto en marcha con el inicio del año, para ejecutar la cuantía que tiene asignada para el desarrollo de sus dos primeras fases en este año, pero las medidas que se deben impulsar desde el grupo de trabajo que se encarga de este cometido siguen paralizadas. Y lo que es peor, la concesión de una subvención directa a Avilagro por valor de 500.000 euros para acometer su puesta en marcha ha provocado el malestar de sindicatos y patronal y que se enturbie un diálogo social que hasta la fecha había presidido todo el proceso. 

El Plan Territorial de Fomento para Ávila es una herramienta de tal relevancia para el futuro de esta ciudad que no admite demoras ni confrontaciones. Obliga a que todos los agentes que están involucrados trabajen con transparencia, con voluntad de cooperación y remando todos en la misma dirección, para que todos y cada uno de los grupos de trabajo que se han constituido para desarrollar las diferentes líneas de actuación cumplan con la tarea que se les ha encomendado, para que esas medidas plasmadas sobre un documento empiecen a convertirse en una realidad palpable. Esas inversiones que van a realizar Junta de Castilla y León, Ayuntamiento de Ávila y Diputación de Ávila en los próximos años para impulsar este programa deben servir para crear unas infraestructuras y favorecer el crecimiento y el desarrollo empresarial de esta ciudad, poniendo los cimientos para la creación de empleo. Pero eso no se logrará si se escatiman esfuerzos y no se trabaja con la mirada puesta en lograr una meta común. Y es que ese plan debe traer sus frutos para Ávila y desde ahí extenderse a toda la provincia.

Por eso también es fundamental que ahora que desde la Junta de Castilla y León se ha decidido que Arévalo quede excluida de los planes territoriales de fomento de Ávila y de Medina del Campo no se lastre a uno de los principales referentes industriales de esta provincia en la que, no hay que recordar, no abundan. Si de verdad no se quiere “perjudicar” a Arévalo, no cabe más que articular medidas concretas que vayan a la par del desarrollo de estos planes. Esta provincia no se puede permitir el lujo que en estos momentos cruciales estas medidas de impulso industrial se vean ralentizadas por la inacción de las administraciones y de los agentes implicados en impulsarlas.