Cada año septiembre es protagonista en Burgohondo de las fiestas patronales, aquellas dedicadas al Cristo de la Luz. En ellas, los vecinos y visitantes se vuelcan en las celebraciones para honrar a la imagen, algo que desgraciadamente no han podido volver a hacer en un año donde la pandemia del coronavirus está trastocando cualquier plan.
Puede que no haya verbenas, procesión o toros pero esto no ha impedido que los vecinos de Burgohondo se vuelquen con su patrón en el único acto celebrado, la eucaristía. También aquí se tuvieron que seguir todas las medidas de seguridad pero al menos se pudo celebrar. Y se hizo con la imagen del Cristo de la Luz presidiendo el altar de la abadía y con los vecinos que pudieron entrar en el templo dado los controles de aforo. Fuera, sillas preparadas, y además la posibilidad de seguir la eucaristía por La 8 de Ávila, que la retransmitió en directo.
El coro dio la bienvenida a la eucaristía entonando un cántico para su Cristo para después escuchar unas primeras palabras en las que se recordaba una fiesta de alegría y esperanza compartida, que habitualmente sirve para estrechar lazos, sentirse como una familia.
Ya en la homilía, se habló de las limitaciones de movilidad, comunicación y participación, y hubo palabras especiales para recordar a los mayores en las residencias donde no pueden «recibir visitas en condiciones».
Señaló el sacerdote que estaban en esa fiesta convocados por Cristo y abogó por el apoyo de la fe «en un momento doloroso y en el que «la esperanza puede vencer al miedo». Un miedo que se puede sentir ante la incertidumbre en una situación mundial «que está atravesando a la humanidad».
Se habló como Cristo convoca este año a su fiesta «en la coyuntura de la pandemia que no cesa» y que está «provocando además un momento de crisis que nos ha sorprendido a todos como una tormenta que descarga de repente cambiando a todos los niveles nuestra vida personal, familiar, pública y social».