Una 'pieza de invierno' para guardar los dineros

D.C
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El Museo de Ávila presentó una de sus nuevas adquisiciones, un arca de caudales de madera chapada en hierro del siglo XIX que fue donada en 2019 por María del Pilar Martínez de la Peña, de Piedrahíta

Una ‘pieza de invierno’ para guardar los dineros

El Museo de Ávila, que no quiere que su actividad dirigida al público decaiga a pesar de las muchas dificultades que para la consecución de ese objetivo está generando la pandemia, continuó este jueves con su listado de citas para dar a conocer su fondos de la mano de su programa ‘Pieza de invierno’, una puerta abierta que en esta ocasión tuvo como protagonista a un arca de caudales con muchos años de historia que llegó hace poco a esta institución cultural dependiente de la Junta de Castilla y León.

José Luis Díez Juste, conservador del Museo, fue el encargado de presentar esa pieza (la imposibilidad de hacer el acto de forma presencial hizo que se emitiese a través de youtube en el Canal Cultura de Castilla y León), un arca de caudales de 55 centímetros de largo, 35 de ancho y 34 de alto, con un peso aproximado de 50 kilogramos, que se incorporó a las colecciones del Museo de Ávila en 2019, por donación de María del Pilar Martínez de la Peña, quien la ofreció en legado testamentario. Esta singular pieza procede de la casa familiar de la donante, en Piedrahíta, donde perteneció a sus bisabuelos.

Tras explicar cómo había llegado esa caja de caudales al Museo y contextualizar la pieza, José Luis Díez comentó las características del arca, «dotado de un complejo sistema de cierre que la convertía en una caja fuerte, con la cerradura oculta en su estructura para jugar con el engaño y el camuflaje y dos sistemas de obstrucción de la apertura, y con un pequeño escondrijo en su interior».

La caja, pormenorizó, tiene «un alma de madera que luego está acorazada, para garantizar al máximo la seguridad de lo que guardase en ella, dinero, documentos, joyas o cualquier otra cosa», con un peso «que hacía difícil que la manejase una sola persona» (a sus 50 kilos en vacío habría que sumar el contenido), y para mayor garantía estaba dotada de una especie de patillas que «servirían, si así se consideraba necesario, para anclarla al suelo o a otro mueble». El arca, del que hasta ahora no se conoce ningún ejemplo similar en nuestra provincia, aunque sí le hay en Palencia, y por lo tanto «esa singularidad le da un valor añadido», está «muy bien conservada».

Tras su recepción de manos de María del Pilar Martínez, se procedió a su documentación y catalogación, pero de momento esta pieza no ha sido integrada en «el discurso de la colección permanente del Museo», hueco que podrá encontrar en el futuro.

La firma inglesa J. Bagdall & Sons, que aparece impresa mediante punzón sobre dos de las chapas del interior, permite deducir una posible fabricación inglesa de esta pieza, desde donde llegaría a España a mediados del siglo XIX.

Esta arca de madera y hierro es un magnífico testimonio de un tipo de caja de caudales que, con origen en el siglo XVI centroeuropeo, pervivió en numerosos ámbitos rurales y urbanos hasta el siglo XIX, cumpliendo con las necesidades de seguridad, recaudación o ahorro de distintos colectivos, instituciones y particulares, en la sociedad preindustrial.