Miguel Márquez pide la vuelta de la Iglesia a sus raíces

M. Lumbreras
-

El provincial de los Carmelitas sustituyó a Antonio Cañizares en la misa por el aniversario de la fundación del convento de San José

Miguel Márquez pide la vuelta de la Iglesia a sus raíces - Foto: David Castro

El convento de San José celebró en la jornada de ayer el aniversario de su fundación por parte de Santa Teresa de Jesús. Para ello, la Orden de los Carmelitas había preparado una eucaristía que iba a presidir el arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares. Sin embargo, debido a una indisposición de última hora, Cañizares no pudo acudir. En su lugar, presidió la eucaristía Miguel Márquez, provincial de los Carmelitas Descalzos.

El padre Márquez ha comenzado su homilía haciendo referencia a una entrevista que concedió, en el año 1969, el «teólogo Ratzinger». En ella, el ahora Papa emérito reflexionaba sobre el futuro de la Iglesia y se hacía esta pregunta: «¿hacia dónde vamos?».

Con este hilo conductor, Márquez ha afirmado que la Iglesia «únicamente tendrá fuerza si vive en plenitud de fe» y ha asegurado que uno de los primeros pasos que la institución debe de dar para ello es «volver a las raíces».

Para Márquez, las raíces de la Iglesia son la «pasión por la fe» y «por las pequeñas cosas cotidianas». Asimismo, ha predicho que a la institución eclesiástica se le avecinan «tiempos difíciles» que terminarán conduciendo a un «renacer», aseverando que «la única estrategia de la Iglesia es el amor por Jesús».

Explicaba Márquez que las palabras de Ratzinger en la entrevista le recordaban a las palabras de Santa Teresa de Jesús, y ha explicado que las Carmelitas tienen una pequeña campana defectuosa que Santa Teresa compró en su día por un precio muy barato. Para Márquez, esa campana es el símbolo del Carmelo y ha asegurado que «con sus votos y su pobreza» tañerán «una nueva vida».

En este sentido, y tras leer unas palabras del capítulo 36 de El Libro de la Vida, Márquez ha terminado su homilía explicando que el Carmelo es Iglesia «para buscar la verdad y ser humildes» para finalizar, en última instancia, con una petición: «un nuevo comienzo para la Iglesia».