Una fiesta que reúne a romeros de tres comunidades

P.R.
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La Romería de Chilla volvió a congregar a cientos de personas procedentes Candeleda, sus localidades limítrofes de Ávila y de las provincia vecinas de Toledo y Cáceres

Una fiesta que reúne a romeros de tres comunidades - Foto: Belén González

La Romería de la Virgen de Chilla, que se celebra en el santuario del mismo nombre en el municipio abulense de Candeleda ha reunido en la jornada de hoy a centenares de romeros de provincias de tres comunidades autónomas, Ávila, Toledo y Cáceres, en una fiesta declarada de interés turístico nacional por la Secretaría de Estado de Turismo el 16 de febrero del año 1980.

“Ahí va la Virggen”, decía esta mañana una joven candeledana con el típico acento, más verato que castellano abulense, en el momento en que la imagen de la Virgen de Chilla salía de su ermita y hacía su aparición en la explanada de la ermita, donde centenares de personas se habían congregado para ver pasar la procesión que se dirigía hacia la zona de la conocida como piedra de las apariciones, frente al fresno centenario que ha sido testigo de tantos acontecimientos. En este lugar se ha celebrado la misa solemne y donde la tradición mariana -también refrendada en su momento por la Iglesia- dice que las Santa Madre se le apareció a Finardo, un pastorcillo de cabras natural de la localidad toledana de Calera y Chozas, cercana a Talavera de la Reina y a Mejorada. Por este motivo es también tradición que vecinos de estas localidades vengan hasta Chilla, muchos de ellos recorriendo a pie los 50 kilómetros que distan entre esta zona toledana y el santuario candeledano. De hecho, algunos de los cientos de romeros que se dieron cita durante la jornada de ayer en Chilla procedían de estas localidades toledanas. Pero también de los pueblos vecinos extremeños como Madrigal de la Vera, cuyo alcalde se encontraba entre las autoridades. El acto contó con la presencia de la delegada del gobierno en Castilla y León, Mercedes Martín, el presidente de la Diputación, Carlos García y del propio alcalde de la localidad, Carlos Montesino, que actuó de anfitrión ante el resto de autoridades.

Desde primeras horas de la mañana los candeledanos comenzaron, como manda la tradición a realizar a pie los seis kilómetros que distan entre el Santuario y esta localidad abulense. Muchos de ellos lo hacen a pie, algunos a caballo y otros muchos también en sus propios vehículos y autobuses.