Las Navas del Marqués se enfrenta a la posibilidad de la instalación de  una planta fotovoltaica, con una inversión de entre 150 y 200 millones de euros para una potencia de 300 megawatios, lo que supondría electricidad para más de 75.000 viviendas.

El proyecto ya ha sido presentado a la localidad, con reuniones con asociaciones y vecinos, y ahora hay que decidir si se da el visto bueno o no, lo que parece que se hará en el seno de Montes de Las Navas, propietario del terreno, aunque aún no se ha tomado una decisión definitiva al respecto.

Lo que sí ha quedado claro es que hay voces a favor y en contra del proyecto. En este último caso, como se ha podido ver en los últimos días en las redes sociales, en la presentación realizada y según reconoce el propio alcalde, Javier Sastre, están los ganaderos de la localidad, que hablan de las pérdidas que puede suponer para ellos.

Lo cierto es que la empresa interesada ha presentado el proyecto y ahora está pendiente de poder firmar un convenio de intenciones para poder seguir con los trámites, que incluirían estudios medioambientales, urbanísticos y de ingeniería e implantación. Aún así, según explica el alcalde, sería un proceso que debería «ir rápido» en cuanto a los trámites según marca la ley para «evitar la especulación».

De lo que se está hablando con la instalación de la planta fotovoltaica es de una ocupación de 700 hectáreas en terrenos de la localidad pertenecientes a Montes de Las Navas (en la zona de Los Manchos, cercano al puerto de La Lancha), es decir, del propio pueblo puesto que el Ayuntamiento es el único accionista.

Se indica en el proyecto que con esa inversión de entre 150 y 200 millones de euros se generarían 500 puestos de trabajo en la obra con una implantación «en parcelas sin protecciones medioambientales» y con una obra «sin hormigón y sin movimientos de tierra». 

El motivo de elección de Las Navas del Marqués lo explica el regidor, que se refiere a que en la localidad se instalaría la planta y luego habría una línea de alta tensión que uniría con Galapagar, con un punto de enganche a la red eléctrica ya autorizado, en zonas no protegidas. 

Javier Sastre se refiere a «las ventajas para el pueblo» que puede suponer el proyecto y en la apropia presentación se habló de los puestos de trabajo en la obra, durante un año, además de otros 30 ó 40 fijos durante 30 años para empadronados en Las Navas, que incluirían formación previa a la puesta en marcha.

Además está casi un millón de euros anual por el arrendamiento de los terrenos durante 30 años. Terrenos que seguirán siendo de Las Navas y que derivará, se indica, en aumento de empleados en Montes de Las Navas y Ayuntamiento, con al menos otras diez personas. A ello se unen entre 2 y 4 millones por licencia de obras que se gastarían en inversiones el próximo año para empleo.

En este sentido, indican que con el dinero se podrían hacer en tres o cuatro años proyectos como la renovación completa de las instalaciones de agua, una residencia de ancianos, nueva sede de policía y protección, centro de juventud y teatro, además de mejoras en el monte.

Se sostiene que además se facilitaría la llegada de otras empresas a la localidad.

Pero también hay que tener en cuenta el impacto que puede tener en otros sectores, especialmente el ganadero. En el proyecto se indica que se disminuye en 500 hectáreas para las ayudas PAC, con un 10 por ciento del total. La empresa compensa, dicen que por encima de ese coste, con 100.000 euros al año. Es decir, tres millones de euros en la vida de la planta.

Además, se indica que se están buscando parcelas cercanas para alquilar y compensar e incluso compensar el número de hectáreas disponibles para el pasto y las ayudas.

Por otra parte, se señala que la planta fotovoltaica contratará con pastores locales para que sus animales pasten en la zona, con una compensación económica para el ganadero, que también se beneficiaría de los pastos.

Compensaciones que parece que, al menos de momento, no convence a los ganaderos que siguen hablando de pérdidas.

Y respecto a otros sectores se habla de «gran repercusión» en la hostelería y hospedaje durante la obra y en los 30 años de vida de la planta.