50 toneladas de sal más que en enero de 2018 por el frío

M.M.G.
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Las calles de Ávila se han limpiado en esta ocasión con casi 500 toneladas de fundentes, cuando en la gran nevada de Reyes de 2018, cuando cayó más volumen, se hizo lo propio con 440

Cerrados por nieve los puertos de Mijares y Peñanegra - Foto: David Castro

Todavía con las secuelas del paso de Filomena por la provincia de Ávila muy frescas, y permítannos el juego de palabras, resulta fácil comparar esta espectacular nevada con otra de las que ya están en la historia abulense: la que comenzó a caer la madrugada del Día de Reyes del año 2018 y que puso en jaque a toda la provincia abulense durante no pocos días.

Aquella (ya) histórica nevada colapsó calles y carreteras en todo Ávila, impidió a miles de personas acudir a sus puestos de trabajo y dejó a miles de niños sin clases durante dos jornadas, curiosamente, también las de regreso a las aulas tras las vacaciones de Navidad.

Fue una gran nevada. Sin duda. Y en muchas cosas, como iremos desgranando a lo largo de este artículo, se parece a la que acabamos de vivir. Pero ha habido algo en lo que Filomena ha marcado una diferencia: la cantidad de fundente que los operarios municipales se han visto obligados a esparcir por las calles de Ávila para tratar de contrarrestar al máximo los efectos de la nieve y el hielo en las calzadas de la capital.

De esta manera, si en la nevada del Día de Reyes de 2018 se esparcieron 440 toneladas en los barrios abulenses, en la de este año la cifra ha crecido hasta las 500 toneladas. 

Y el motivo no es otro que las bajas temperaturas que estos días han registrado los termómetros de la capital, que han hecho que hayan sido necesarios más medios a la hora de contrarrestar los efectos negativos de la nieve y el hielo en los 504 kilómetros de viales con los que cuenta la capital abulense. 

«Cuanto más frío, más sal debes echar», nos dicen los que saben de esta materia. Y de eso, de frío, vamos sobrado estos días en Ávila, muy golpeada, como todo el centro peninsular, en primer lugar, por los efectos negativos de Filomena. Y, en segundo, por la fortísima bajada de temperaturas que ésta ha dejado a su paso.

Así, y siempre con datos oficiales de la Agencia Estatal de Meteorología, la nevada de este 2021 comenzó el día 8 de enero a las 13,00 horas, cuando los termómetros marcaban cuatro grados bajo cero. Y aunque ese día lograron llegar a los dos grados bajo cero, regresaron por la noche de nuevo a los cuatro bajo cero. Y se mantuvieron así, bajo cero, durante todo el tiempo en el que la nieve estuvo cayendo. De hecho, la precipitación en forma de nieve dejó de caer a las 7,00 del día 9 cuando los termómetros marcaban 3,5 grados centígrados negativos.

Es ahí donde radica, pues, la principal diferencia de una y otra nevada. Porque en la nevada de 2018 la nieve comenzó a caer a cero grados y los termómetros no bajaron más allá del grado bajo cero.Es, si se comparan los dos años, una diferencia pequeña en lo numérico, pero grande en lo que a necesidad de fundentes se refiere.

La peculiaridad de esta nevada ha estado, pues, en esas bajas temperaturas. Más incluso que el volumen de precipitaciones recogido en la capital. Si en esta nevada se han recogido 18,8 litros por metro cuadrado, en la de enero de 2018 se hizo lo propio con 51,6 litros por metro cuadrado. Hay que aclarar, eso sí, que de esos litros, 13 litros cayeron en forma de agua la tarde del 5 de enero, justo a la hora a a que comenzó la cabalgata de los Reyes Magos en el centro de Ávila.

Pese a esa diferencia en los litros, como decimos, las bajas temperaturas de este año han motivado que la cantidad de fundentes esparcidos en este episodio de nieve supere en más de 500 toneladas a la de enero de 2018.

Si nos referimos al material técnico y humano empleado en ambas nevadas, podemos señalar que en esta última nevada se han contado con más medios mecánicos. Así, en esta ocasión más de 50 máquinas trabajaron y aún trabajan en la limpieza de las calles mientras que en la nevada de 2018 la cifra se quedó en una treintena. Y en lo que a medios humanos se refiere la cifra fue la misma: algo más de 120 personas formaron el dispositivo del Plan Municipal de Nevadas.

Como decíamos, resulta inevitable comparar las dos nevadas. En muchas cosas se parecen aunque en otras, las diferencias son grandes. Uno de esos parecidos, quizá el más significativo, es que ambas están muy relacionadas con la fiesta de los Reyes Magos. La de 2018, de hecho, echó a andar con los primeros compases de la fiesta, cuando arrancaba la cabalgata de Melchor, Gaspar y Baltasar.

Lo que empezó cayendo en forma de agua se fue tornando poco a poco en nieve, hasta dejar una primera estampa idílica en la mañana más mágica del año para los niños.

Y este año, si bien el día de Reyes no cayó ningún copo, el aviso estaba ya lanzado. Y fue finalmente el día 7, cuando comenzó a caer la nieve.

Aquel año la inmensa mayoría de los escolares abulenses se quedaron dos días en casa a causa de la nieve. Y en esta ocasión, la Junta de Castilla y León decretó el cierre de los centros escolares el que estaba marcado como día de regreso a las aulas tras las vacaciones del periodo navideño.

En lo referente a los daños personales producidos por ambas nevadas, las caídas y las lesiones traumatológicas se repitieron en ambas nevadas, aunque este año se ve que los abulenses estamos siendo mucho más cuidadosos a la hora de movernos por las calles.

En la nevada de 2018, las Urgencias del Complejo Asistencial de Sonsoles atendieron 102 casos traumatológicos relacionados con caídas y resbalones causados por la nieve y el hielo y que afectaron a codos, caderas, piernas y muñecas. De ellos, nueve requirieron un ingreso hospitalario.

En cambio, en esta nevada las Urgencias del Hospital de Nuestra Señora de Sonsoles han atendido 23 casos relacionados con caídas provicadas por el hielo de las que cuatro, eso sí, han requerido un ingreso hospitalario.

Ese año también la Policía Local recibió 1.618 llamadas de vecinos de las cuales, 512, derivaron en intervenciones a causa del temporal.

LA SITUACIÓN EN LAS AUTOPISTAS. Quizá uno de los aspectos que más se recuerdan de la nevada de enerode 2018 fue el colapso que sufrió la AP-6 a causa de la nieve. Centenares de coches quedaron atrapados durante horas el 6 de enero en una autopista que se convirtió en una trampa de nieve y hielo para todos ellos. En esta ocasión, la situación no ha sido tan complicada para los conductores de turismos. En cambio, el tráfico de camiones sí quedó retenido de manera oficial a la altura de Arévalo en la A-6 para evitar males mayores a causa de la nieve.

Desde Iberpistas se explica a Diario de Ávila que durante el temporal Filomena, la empresa concesionaria de, entre otras, las autopistas AP-6 y AP- 51, ha activado los planes de vialidad invernal en la práctica totalidad de sus autopistas para poder hacer frente a la gestión de la pista y a las posibles incidencias ante la extrema situación meteorológica. «Nuestros equipos trabajan las 24 horas para ofrecer el mejor servicio y la coordinación con las administraciones es clave para garantizar el servicio. En este sentido podemos decir que hasta ahora en nuestras autopistas no se han producido incidencias graves», argumenta la empresa, que aprovecha para recordar «que en episodios como éste es imprescindible que los conductores respeten las restricciones y limiten al máximo los desplazamientos. Creemos que en esta ocasión, por lo que respecta a nuestras autopistas, ésta ha sido una recomendación clave y parte del éxito en que todo haya fluido con normalidad». En lo que respecta a cifras, señala que para la AP-6, Iberpistas cuenta con 2.147 toneladas de sal; 633.926 litros de salmuera;

y 8 toneladas de cloruro. Mientras que para la AP-51, las cifras son de 374 toneladas de sal y 121.766 litros de salmuera.