El guerrero del cambio climático

Mario Villar (EFE)
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El empresario y filántropo Bill Gates advierte que o frenamos este fenómeno o el futuro será mucho peor que con el coronavirus, pero es optimista en el poder humano para detenerlo

El fundador de Microsoft confía en que el mundo sea capaz de frenar el aumento de la temperatura por medio de una hoja de ruta rigurosa y eficaz. - Foto: The Gates Notes

Como si de un profeta se tratase, el multimillonario y filántropo Bill Gates asegura en un nuevo libro que o combatimos el cambio climático ya o el futuro será mucho peor que con la actual pandemia.

El fundador de Microsoft lleva años estudiando ese fenómeno y tiene un plan para luchar contra él. En una nueva publicación, Gates ofrece una hoja de ruta para reducir a cero las emisiones, una meta factible, pero que requerirá grandes avances tecnológicos y voluntad política, según avisa.

Cómo evitar un desastre climático, que sale a la venta hoy en una veintena de países, es una aportación amplia y didáctica al debate sobre el clima de alguien que fue capaz de ver con años de antelación el boom del software o la falta de preparación del mundo ante una eventual pandemia.

El guerrero del cambio climáticoEl guerrero del cambio climático - Foto: Fundación Bill y Melinda Gates FredEl mensaje del magnate es a la vez optimista -frenar el calentamiento global en las próximas décadas es posible- y realista -harán falta enormes progresos tecnológicos y mucha voluntad política-.

«La gente que cree que esto es fácil tiene que estudiar la amplitud de las fuentes de emisiones. La gente que cree que es imposible, espero que miren al potencial de innovación en estas áreas y vean que es posible, aunque muy difícil», explica el empresario en un encuentro virtual con un grupo de medios de comunicación europeos.

Gates comenzó a interesarse por este fenómeno hace aproximadamente dos décadas y llegó al tema de forma indirecta, al estudiar la relación entre la falta de suministro eléctrico y la pobreza que veía en sus viajes a países en desarrollo de la mano de su Fundación.

Poco a poco, tras muchas conversaciones con expertos y científicos, explica que llegó a la conclusión de que el desafío para el mundo era aún mayor: no se trataba sólo de generar más electricidad para que los desfavorecidos prosperen, sino de hacerlo sin emitir más gases de efecto invernadero.

Reconoce que no es un experto en clima, ni mucho menos, pero asegura que en los últimos años ha aprendido mucho sobre esta materia. «Me gusta bastante leer», apunta, asegurando que ha leído «literalmente cientos de libros» sobre el tema y ha discutido con un sinfín de científicos.

Su conclusión es que para evitar un desastre es necesario alcanzar las cero emisiones netas y para ello, hará falta impulsar herramientas ya existentes como la energía solar y la eólica o la captura de carbono, pero además desarrollar nuevas tecnologías. Estas, avisa, no se pueden limitar solo a ámbitos como la generación de electricidad y el transporte, sino que deben transformar muchos otros sectores como el agroalimentario, el de la producción de cemento o acero.

 

Un plan de acción

Para lograr ese cambio de tendencia climática, insiste Gates, el mundo necesita un plan, una hoja de ruta que permita llegar a las emisiones cero para 2050 y a la que espera contribuir con su libro.

«Tenemos que movernos a una velocidad de cambio de la economía física que no hemos visto en ningún momento de la Historia reciente», explica Gates, que para ello ve absolutamente imprescindible que la ciencia logre un avance «radical» en este sentido.

Así, considera que la seriedad de los países en su lucha contra el cambio climático podrá medirse en buena parte en función del dinero que destinan a investigación y desarrollo, pues sin esos progresos tecnológicos el mundo está destinado al fracaso más absoluto en esta materia.

Mientras, asegura que el creciente interés en el cambio climático que se ha visto desde 2015, sobre todo liderado por los más jóvenes, es el gran activo con el que cuenta la comunidad internacional actualmente.

«El esfuerzo climático tiene energía, tiene un objetivo que es un buen fin, que no es otro que alcanzar las cero emisiones dentro de 30 años, y ahora lo que hace falta es un plan seguro y real para implementarlo», explica.