Resistencia de las semillas de cereales al cambio climático

P.R.
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El campo de experimentación, que se encuentra en el municipio de Cisla, ha demostrado rendimientos superiores de hasta 800 kilos por hectárea de unas semillas R-1 a unas R-3

Resistencia de las semillas de cereales al cambio climático

Por tercer año consecutivo UPA está desarrollando  en el municipio de Cisla un experimento a través de campos demostrativos de cereal cuyo objetivo principal es medir los crecimientos  según distintos tipos de semillas. Con ello se realiza un trabajo científico comparativo de las semillas R-1, R-2 y R-3 tanto en trigo como en cebada. Con ello pueden constatar de primera mano datos sobre productividad, rendimientos, resistencia a enfermedades, dosis de siembra y nivel de germinación. De alguna manera buscan alternativas y respuestas con semillas certificadas para luchar contra las consecuencias que está provocando el cambio climático, y que en el caso de la agricultura, ya es manifiesto.

Ayer precisamente se ha celebrado una jornada de campo en Cisla para mostrar esta investigación que está promoviendo UPA, con el fin de  aportar datos claves para el presente y futuro más próximo en el contexto actual de cambio climático, que tanto está afectando a la agricultura.

Este campo demostrativo se realiza también en otras provincias de  la comunidad como Burgos, Palencia, además de Ávila. Las labores incluyen labores preparatorias del terreno previas a la siembra, tratamientos fitosanitarios, siembra de ensayo, seguimiento del ensayo y la realización de jornadas como la celebrada ayer para mostrar los resultados a grupos de agricultores que se desplazaron hasta Cisla.

En este sentido los datos de este año serán concluyentes, como afirma UPA, como lo fueron los de la campaña pasada donde se demostró que la semilla R-1. R-2 se adaptaron mejor a las condiciones climatológicas y se ha podido demostrar unos rendimientos de hasta un 20 por ciento superior en las cebadas y un 10 por ciento en trigos respecto a las semillas R-3. «Lo dicen los números. Podemos afirmar que, tanto a nivel de producción como de beneficios económicos, el uso de una semilla de calidad es fundamental para obtener trigos y cebadas en su potencial máximo en una comarca como La Moraña, aguantando incluso enfermedades con menos tratamientos y además con muy buenos pesos específicos”» señala Juan Ignacio Antonio Senovilla, responsable del campo de ensayo y secretario general de UPAÁvila.

Miguel Ángel Martín, agricultor propietario de la finca donde ser ha realizado este estudio reconoció  un rendimiento superior de hasta 800  kilos por hectárea de unas semillas R-1  a unas R-3.

Por su parte, Félix Álvarez de Alba, diputado responsable del Área de Agricultura de la Diputación Provincial comentaba que los cambios de temperatura afectan a los rendimientos y a la maduración de las cosechas. Señalaba en este sentido que en Madrigal de las Altas Torres se estaban adelantando la siega ocho o nueve días y como «no se apueste por la genética de la semilla va a ser complicado que los agricultores puedan sacar el rendimiento que  necesitan para poder hacer rentables sus explotaciones». Y añadió «con los calores que hace como tarde el ciclo para granar con la semilla de antes es más largo con lo que se merma la cosecha, algo que no ocurre con las nuevas especialidades nuevas de semillas certificadas».