Trump aguanta las riendas del partido y castiga a sus detractores

Agencias
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La absolución del expresidente en el Senado refuerza su popularidad entre los republicanos, mientras los más moderados apuestan por dejarle de lado y volver a los valores tradicionales

El miedo a ser objeto de la ira del exdirigente y sus seguidores llevó a muchos parlamentarios a oponerse al ‘impeachment’. - Foto: MICHAEL REYNOLDS

Con la absolución en su segundo impeachment, Donald Trump ha demostrado que mantiene las riendas del Partido Republicano gracias a su enorme popularidad entre los votantes, quienes ya están haciendo pagar un alto precio a los senadores que quisieron declararle culpable.

Uno de los siete conservadores que apoyó la propuesta de los demócratas para condenar al expresidente por el asalto al Capitolio es Bill Cassidy, senador de Luisiana y que ayer fue «censurado» por la dirección del bloque en dicho estado, en lo que se considera uno de los mayores castigos que puede aplicar una formación local.

No obstante, Cassidy se mostró confiado en que el tiempo hará entender su decisión a los vecinos de Luisiana y consideró que se debe abandonar el culto a la personalidad del exmandatario para volver a los «valores tradicionales».

«El Partido Republicano es mucho más que una persona. Son ideas. Fuimos el partido que se fundó para acabar con la esclavitud, el que preservó la Unión, el que aprobó la primera ley de derechos civiles y el que puso fin a la Guerra Fría», reivindicó. Con esas palabras, Cassidy retrató la guerra que se libra dentro del bloque para definir su identidad, ahora que Trump ya no es presidente.

Buena parte de los conservadores quiere que el trumpismo siga atado al partido que lo acogió en 2016 con la llegada del magnate; pero, otros, como Cassidy, temen que esa ala más radical les haga perder votos en el centro.

Además, otros dos republicanos que votaron a favor de una condena recibieron críticas de sus constituyentes. Se trata de Richard Burr de Carolina del Norte y Patrick Toomey de Pensilvania, quienes el próximo año dejan la política.

Mientras tanto, Mitt Romney, excandidato presidencial republicano en 2012, se ha consolidado como una figura de oposición al exdirigente y goza de cierta popularidad en su estado, Utah.

El miedo a ser objeto de la ira del trumpismo influyó, según los demócratas, en la decisión que la mayoría de republicanos tomó para absolver al exmandatario.

«Si el voto hubiera sido secreto, habría habido condena», opinó el demócrata Richard Blumenthal.

De todas formas, pocos republicanos han defendido las acciones del expresidente y la mayoría se escudaron en argumentos técnicos sobre la constitucionalidad del impeachment para evitar un veredicto de culpabilidad. Toda una declaración de servilismo a un líder reforzado.