Barça: el año del cataclismo

Diego Izco
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El club culé dejó 2019 como líder y favorito a todo con el triángulo Valverde-Abidal-Bartomeu al mando y aterriza en 2021 sin ellos e inmerso en la mayor crisis deportiva e institucional de su era moderna

Barça: el año del cataclismo - Foto: Enric Fontcuberta

Para 2021, Nostradamus predijo asteroides, zombis y hambruna, y una vidente húngara llamada Baba Vanga habló de un cambio en la órbita del planeta y terremotos. El culé medio, sacudiéndose la solapa y antes del último duelo del año (Barça-Eibar), profetizó: «Derrota y lesión grave», algo a la altura para el 'grand finale'. Fue empate, pero se rompió Coutinho. «No podíamos terminar de otra manera», lamentaba el agorero. 

Un año especialmente horrible, doloroso y difícil en un club acostumbrado a grandes varapalos y a guerras internas. Pero 2020, 366 días penosos en casi todo el mundo, han dejado al Barça lejos de la «simple crisis» y más cerca del «cataclismo» que obliga a derribarlo todo para empezar de nuevo. 

 

TRIMESTRE I

El punto de partida era claro: favorito en todas las competiciones y líder en la Liga. Pero la derrota en semifinales de la Supercopa ante el Atlético empieza a derribar el castillo de naipes: el club destituye a Ernesto Valverde y llega Quique Setién. Nada mejora. El 6-F el equipo cae eliminado de la Copa a manos del Athletic y Messi arranca su año de entrevistas-dardo; la primera, contra Abidal, quien deslizó en la prensa que algunos futbolistas no estaban felices con Valverde. El capitán azulgrana contestó: «Que dé nombres y asuma responsabilidades». El Barça tiembla. En lo deportivo, ya no es líder en la Liga; en lo institucional, la Cadena SER desvela el escándalo de I3Ventures, empresa contratada por el club para difamar y erosionar la imagen de jugadores y técnicos, entre otros.  

El 1 de marzo siguen sonando truenos: 2-0 ante el Real Madrid, el partido que pudo curar muchas heridas y termina con sangre en el suelo. Hasta en pleno estado de alarma, Messi vuelve a apuntar al palco:se queja en las redes sociales de que, cuando el club se vio forzado a negociar una rebaja salarial en el estado de alarma, los directivos pusieron a los jugadores a los pies de los caballos acusándoles de insolidaridad (y no querer reducir sus sueldos): el vestuario no solo se quitó el 70 por ciento del sueldo, sino que añadió un dos por ciento para empleados. 

 

TRIMESTRE II

Abril arranca con la dimisión/expulsión de seis directivos a causa del escándalo de I3Ventures y la polvareda interna. Emili Rousaud, hoy candidato a la Presidencia azulgrana, dice: «Alguien ha metido mano en la caja». El Camp Nou sigue cerrado al público (se estiman pérdidas en torno a 70 millones de euros) y el regreso de la competición no mitiga la sensación de fiasco. Es más: se agrava. 

El Barça, líder por una chapuza del Real Madrid antes del confinamiento (jornada 27) se deja puntos en Sevilla y en Vigo, donde toma cuerpo una situación más que tensa entre jugadores y técnicos (a Arthur, por ejemplo, le hacen jugar los últimos minutos en la antevíspera de viajar a Turín para firmar por la Juventus) y varios medios catalanes desvelan un fuerte encontronazo en el vestuario entre Messi y Setién que ya no cicatrizará en todo el curso. 

 

TRIMESTRE III

Julio y agosto dinamitan los cimientos del club. Tras perder la Liga y firmar la penúltima derrota del curso, Leo explota ante los micrófonos. «Dije hace tiempo que jugando así no podíamos ganar la Champions, y no nos dio ni para ganar la Liga. Es normal que los seguidores estén enfadados. Se están quedando sin paciencia porque no les damos nada». Pero solo es la antesala del gran desastre deportivo del año.

Ya en Lisboa, ante el Bayern en cuartos, el Barcelona sella la derrota más humillante de su Historia en competición europea. El 2-8 encajado ante el campeón desencadena la gran crisis, desde la lógica destitución de Setién, la dimisión del director deportivo Eric Abidal, el anuncio de Bartomeu de la necesidad de una catarsis y una profunda remodelación (señalando a jugadores en concreto: se anunciaron las salidas de Vidal, Rakitic o Luis Suárez) hasta llegar al 25 de agosto, cuando el mundo del fútbol tiembla ante un burofax: «Por medio de la presenta carta, yo Lionel Andrés Messi Cuccitini solicito que se proceda a resolver el contrato de relación laboral que ocupo actualmente en su distinguido club, amparándome en la cláusula número 24 que me permite disfrutar de esa facultad». Sí, Messi se quería marchar del Barça.  

Y aunque al final anuncia que se queda («Nunca llevaría a juicio al club de mi vida», dice) y el balón rueda de nuevo y en Les Corts pretenden que se convierta en el costurero que tape los 1.000 agujeros del club (explota Ansu Fati, 4-0 al Villarreal, Koeman y su revolución), esas alegrías puntuales no pueden ocultar el «No hay proyecto» del capitán o la imparable moción de censura de los socios contra el presidente Bartomeu. 

 

TRIMESTRE IV

Y Bartomeu dimite. Son 19.380 firmas de socios, tres precandidatos (Farré, Font y Fernández) más ocho grupos, y la Generalitat presionando para celebrar el voto de censura a comienzos de noviembre. Asfixiado, el presidente se va tras seis años y nueve meses en el cargo. 

Su salida, sin embargo, no calma las aguas. Menos aún en lo deportivo, donde de repente irrumpe lo que le faltaba al año: una plaga de lesiones graves. El 7 de noviembre, Ansu Fati se rompe el menisco, dos semanas después es Piqué quien sufre la rotura del ligamento interno de la rodilla derecha y al partido siguiente es Dembélé, una de las esperanzas de la temporada, quien suma su enésima lesión como azulgrana. Con Koeman situado como el vigesimoséptimo técnico en la historia del Barça (26 empezaron mejor que esas siete victorias, cuatro empates y cuatro derrotas), con una falta de identidad absoluta, a 10 puntos de la cabeza, todo lo que no fuese terminar el año mal era una quimera. «El club está muy mal», dijo Messi en la entrevista que cerraba 2020 para el Barça.