"Pusimos un grano de arena para consolidar la democracia"

E.Carretero
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Uno de los históricos de la lucha sindical agraria de nuestra provincia, Ignacio Senovilla, anunciaba esta semana su decisión de no optar a la reelección como secretario provincial de UPA. Detrás quedan 44 años de historia viva del campo abulense

"Pusimos un grano de arena para consolidar la democracia" - Foto: Isabel García

Ignacio Senovilla (Don Vidas, 1953) es una de las caras más visibles de las reivindicaciones que el campo abulense ha realizado durante las últimas cuatro décadas. No en vano, durante 44 años ha estado al frente de la Secretaría Provincial de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) en Ávila, una organización sindical que él, junto con otros jóvenes de La Moraña, impulsó en septiembre del año 1977 al poco de aprobarse en nuestro país  derecho de asociación sindical. Desde entonces no ha dejado de ejercer de altavoz de las reivindicaciones del campo abulense y de exigir mejoras para un sector con mucho peso en esta provincia que en las últimas cuatro décadas ha sufrido una importante transformación, de la que Senovilla ha sido testigo directo. Y lo seguirá siendo pese a que esta semana anunciaba que por motivos «obvios», y después de 44 años al frente de la organización agraria, no se presentaba a la reelección  en el XI Congreso Provincial de UPA, tomando su relevo Ventura González. 

Los motivos de su retirada son obvios pero, ¿por qué ahora y no en el último congreso?

Pues la verdad es que en el último congreso provincial ya me lo planteé pero no había mucha gente que quiera esta responsabilidad. Es verdad que ya entonces, y pese a su juventud, Ventura González, que ya llevaba la Secretaría de Agricultura, se perfilaba como un buen candidato. 

Sin duda 44 son muchos y en este tiempo seguro que ha habido de todo. ¿Qué balance haría de estas más de cuatro décadas al frente de UPA?

Difícil hacer balance de tanto tiempo. Cuando se organizó el sindicato, que lo pusimos en marcha 16 jóvenes de La Moraña, no sabíamos ni dónde nos metíamos. En los primeros años la Unión de Campesinos fue la única organización política o sindical que fue a prácticamente todos los pueblos; pusimos nuestro granito de arena para consolidar la democracia. La verdad es que fuimos un poco revolucionarios y hemos promovido y participado en muchas movilizaciones y, además, con cualquier gobierno. Raro era el año que no había una o dos movilizaciones. Los años previos a la entrada de España en Europa fueron el peor momento para el sector. Hubo mucha gente joven que realizó importantes inversiones en el campo y unos años de sequía terribles; mucha gente se quedó en el camino y desaparecieron muchísimas explotaciones. 

De todo lo que gracias a las reivindicaciones se ha conseguido en estos años, ¿qué destacaría como logro principal?

Yo he estado siempre en primera línea de fuego, pero si tengo que destacar algo creo que sería el regadío de Las Cogotas. De hecho, la primera vez que salí en televisión para reivindicar algo fue criticando que este embalse no se utilizara para regar. Nadie creía en ese proyecto y nos movilizamos mucho hasta lograrlo. Hoy, gracias a  Las Cogotas, se riegan entre seis y siete mil hectáreas. 

¿En qué situación deja el sindicato?

No quiero entrar en si somos o no el sindicato más importante pero lo cierto es que UPA tiene afiliación en prácticamente todos los pueblos, con unos 1.500 afiliados en la actualidad. La mayor diferencia con respecto a los inicios del sindicato es la edad de afiliación que, reflejo de la realidad del campo, ronda los 62 años. Eso hace que el campo se haya convertido en más conservador.

Y el campo, ¿en qué momento está, se avecinan movilizaciones?

Sí, el próximo año habrá movilizaciones porque el sector ya no puede hacer frente al incremento del precio de los fertilizantes, de los piensos compuestos y del gasóleo; todos esos  costes están lastrando al productor y es necesario que se actúe para poner una solución.  

A medio largo plazo el relevo generacional es uno de los principales retos del campo. ¿Se dan las circunstancias idóneas para que los jóvenes se incorporen a esta actividad?

Con las ayudas de la PAC el campo empezó a tener más valor, lo que dificulta la incorporación de los jóvenes al campo a no ser que cuenten con una explotación familiar porque para optar a esas ayudas las explotaciones tienen que ser de tamaño medio, tanto las agrícolas como las ganaderas.  Antes, con 40 ó 50 hectáreas se malvivía y ahora se necesitan mínimo 200y no todo el mundo tiene esa cantidad de tierra. Y endeudarse, sin respaldo familiar, es muy complicado.  Con este tema se hace mucha demagogia pero realmente se tiene que dar una vuelta a todo esto para incorporar jóvenes al campo, y eso pasa, por ejemplo, porque los pueblos tengan infraestructuras y servicios o porque haya trabajo en el que se empleen las mujeres en las comarcas, ya que sin empleo femenino es difícil que agricultores y ganaderos, en su mayoría hombres, puedan quedarse en los pueblos y formar una familia.

Usted fue testigo del nacimiento de la Política Agraria Común, ¿qué ha supuesto la PAC para el campo?

La PAC ha sido y es fundamental para mantener muchas explotaciones. Siempre nos quejamos y criticamos que tendría que haber más ayudas para las explotaciones pequeñas pero sin la PAC el campo no viviría. Ahora estamos en un momento complicado, a punto de cerrarse, y lógicamente es difícil dar respuesta a las demandas de 17 autonomías, pero hemos conseguido que se mantenga el presupuesto y eso es muy importante. La PAC juega un papel muy importante y creo que ni organizaciones sindicales ni políticos hemos sido capaces de explicar el porqué de la importancia de estas ayudas. Hay cultivos, como el cereal, que valen lo mismo que hace 40 años y eso es gracias a estas ayudas complementarias que permiten que los costes no se repercutan a esos cultivos y los consumidores podamos alimentarnos de forma barata. De hecho, hace 40 años el 35 por ciento del presupuesto de las familias se destinaba a alimentación; hoy esa partida representa entre el 13 y el 15 por ciento, y eso es gracias a las ayudas de la PAC.  

Retirarse de la primera línea de fuego, como usted dice, le va a dejar más tiempo libre. ¿Se va a desvincular definitivamente de los problemas del campo? 

No no, para nada; de otra forma pero voy a seguir ligado al campo. De momento, continuaré un par de años más al frente de la Secretaría de Agricultura de la Federal de UPA  y, además, estoy metido en un par de proyectos vinculados al campo y al cambio climático y también a dar a conocer a la población que producimos de forma sostenible y con calidad.