Traslados manchados de sangre

Agencias-SPC
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Pedro Sánchez ha autorizado en solo dos años y medio 108 acercamientos de etarras de cárceles de Andalucía, Murcia y Valencia a prisiones del País Vasco o centros próximos, de los que 33 tienen un largo historial de asesinatos

La presencia de pintadas a favor de ETA fue una tónica habitual en las calles del País Vasco durante décadas.

La política antiterrorista referida a los acercamientos de presos de ETA a cárceles del País Vasco o próximas suele ser una de las bazas de negociación tanto del Gobierno central como de los partidos nacionalistas para lograr sus propios fines políticos. Aunque la mayoría de los Ejecutivos niega esta clase vínculos para sacar adelante apoyos, leyes o cambios legislativos, lo cierto es que la sombra de la duda es muy larga según se comprueban las cifras de traslados.   

Así, el 30 por ciento de los 108 presos etarras que han sido trasladados por el último Gobierno de Pedro Sánchez tienen delitos de sangre, por lo que en cárceles lejos de Euskadi continúan históricos dirigentes de la banda terrorista como Francisco Javier García Gaztelu, Txapote, que se encuentra en la cárcel de Huelva; Juan Antonio Olarra Gudiri y Ainhoa Mujika, en Granada; o los autores de algunos de los últimos atentados con víctimas, como el de la T-4 del aeropuerto de Madrid-Barajas, Igor Portu (en Córdoba) y Martín Sarasola (Jaén).

Desde el primer Ejecutivo del socialista en junio de 2018 se han autorizado 121 traslados que se corresponden a movimientos de 108 etarras -algunos más de una vez-, de los que 33 tienen delitos de sangre, según los datos recopilados por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), muy crítica con estos acercamientos porque en la primera legislatura el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, les aseguró que serían puntuales.

Los últimos seis etarras fueron trasladados hace apenas una semana, entre ellos Jon Igor Solana Matarrán, integrante del comando Andalucía que asesinó en el año 2000 al concejal José Martín Carpena en Málaga, al fiscal Luis Portero en Granada y al médico Antonio Muñoz Cariñanos en Sevilla. En torno al 60 por ciento de los algo menos de 200 presos de ETA han sido ya movidos de prisión.

Al País Vasco o Navarra se han aprobado 23 traslados, de los que 10 son por progresión al tercer grado y dos por enfermedad; siete han quedado en libertad por cumplimiento de condena. Además, 17 presos han obtenido el tercer grado, de los que cinco tenían delitos de sangre y seis han alcanzado la libertad condicional.

Uno de los últimos traslados aprobados fue el de José Javier Arizcuren Ruiz, Kantauri, a la cárcel de Logroño. El jefe de los comandos de ETA en los 90 está condenado por ordenar los asesinatos de Fernando Múgica Herzog o el matrimonio formado por concejal del PP en Sevilla Alberto Jiménez Becerril y Ascensión García, entre otros.

Poco antes fue también autorizado el movimiento desde la prisión de Valencia a la de Zaragoza de otros dos terroristas condenados por este último atentado en Sevilla, Mikel Azurmendi Peñagaricano y Maite Pedrosa Barrenechea.

En octubre fue el turno de Andoni Otegi Eraso, uno de los terroristas condenados por el atentado contra la casa-cuartel de Santa Pola, en el que murió una niña. Fue enviado a Logroño desde Almería. La cárcel riojana es una de las que concentra más traslados aprobados por Interior. Fue la elegida en octubre también para Mikel Xabier Ayensa Laborda, condenado en 2003 a 30 años de prisión como responsable del atentado que le costó la vida al político de UPN Tomás Caballero Pastor.

 

Los que siguen lejos

Desde la AVT temen que los acercamientos prosigan y que incluya a terroristas con un perfil especialmente sanguinario que actualmente continúan en las cárceles de Andalucía o Murcia, las más alejadas al País Vasco.

Destaca entre ellos Txapote, que hace semanas abandonó el módulo de aislamiento en Huelva -donde se encuentra también su compañera de comando Irantzu Gallastegi Sodupe-, aunque sigue clasificado en primer grado, el régimen más duro. Participó en gran parte de las atrocidades del comando Donosti como el asesinato del dirigente socialista vasco Fernando Múgica y los ediles del PP Gregorio Ordóñez y Miguel Ángel Blanco.

Tras su detención en 2001, tomaron el relevo del aparato militar de ETA Juan Antonio Olarra Guridi y su pareja Ainhoa Mujika, ingresados ambos en la actualidad en la cárcel de Granada. En Sevilla II está Gurutz Agirresarobe Pagola, condenado por ser el autor material del asesinato del jefe de la Policía Municipal de Andoain (Guipúzcoa), Joseba Pagazaurtundua, cometido en febrero de 2003.

Entre los históricos de ETA que se encuentran cumpliendo condena en Andalucía están Iñaki Arakama Mendia o José María Dorronsoro, este último en Puerto III, la misma prisión donde está Iñaki Bilbao Goikoetxea, Txikito.

Desvinculado de cualquier colectivo de presos, en Zuera sigue cumpliendo años de su condena Francisco Mujika Garmendia, Pakito, integrante del colectivo Artapalo y jefe de ETA en la etapa más mortífera de la banda terrorista, hasta que fue desarticulado en Bidart en 1992.