Desbordados, ahora y siempre

Javier M. Faya (SPC)
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La Policía Nacional cuenta con 460 agentes en Ceuta, cuando deberían ser 700 según el SUP, que señala al ministro Marlaska, al que acusa de desoír sus peticiones de refuerzo

Desbordados, ahora y siempre - Foto: Reduan

La guerra de cifras es interminable sobre el número de inmigrantes que fueron  accediendo a Ceuta entre el lunes y el miércoles pasado:3.000, 5.000, 7.000, 10.000... Hay, en cambio, un número que permanece invariable: 460. Ese es el de policías nacionales que hay apostados en una Ciudad Autónoma en la que habitan 85.000 personas, que se suman a los 30.000 marroquíes que cada día van y vienen por razones comerciales.  

En este Cuerpo hay rabia, contenida desde hace años, ya que llevan mucho tiempo pidiendo refuerzos. Y no llegan, al contrario, cada vez son menos. 

Francisco Bravo es secretario de Organización del SUP en Ceuta y resume todo en una palabra que no deja de utilizarse en estos días: desbordamiento. Y eso que no deja de aplaudir la labor de la Guardia Civil y el Ejército. 

«Nuestro trabajo es de protección, de contención, evitar que nadie sufra daños», subraya el agente, que se remite con pena a las imágenes de televisión en las que se veían sin papeles entrando en una casa y a otros tratando de robar un todoterreno. «Son hechos puntuales. He hablado con comerciantes y muchos estaban en la puerta por temor a que les roben». Y es que no son pocos los visitantes que piden dinero, comida... y cogen cosas sin pagar. «Son personas con unas necesidades que nosotros tenemos cubiertas».

Ante ese miedo, le recordamos que el líder de Vox, Santiago Abascal, propone que el Ejército use la fuerza. «No creo que esa sea la solución. Los países tienen que tirar de la diplomacia y buscar soluciones, y nosotros, aquí, a pie de obra, debemos de contener. Esta mañana ha habido un lanzamiento de botes de humo, de carácter disuasorio, ante el apedreamiento que estaban sufriendo nuestros compañeros».    

En este punto no tiene constancia de que haya habido heridos, pero sí que ha estado en alguna tangana en la frontera y siempre hay algún lesionado. 

Quizás no fuese mala idea reforzar las medidas de seguridad, como el espigón que se ha convertido en un coladero. No sabía Bravo que Rajoy pidió al país vecino que se alargara la construcción y jamás recibió respuesta, pero lo que tiene claro es que, por encima de todo, debe de haber colaboración de las Fuerzas de Seguridad de los dos países. ¿Y qué les dicen sus colegas de la Gendarmería? «Con la pandemia ya no tenemos el trato que había antes». Lo que resulta evidente es que son muy pocos efectivos. 

¿Yqué hay de esas ayudas de la Unión Europea para el control de las fronteras? Silencio. «En innumerables ocasiones hemos pedido refuerzos. Somos 460 en plantilla, aunque según el catálogo de puestos de trabajo estamos al 80 por ciento, y a eso súmale que cada año hay menos, no se cubren las prejubilaciones o los retiros». ¿Qué sería lo ideal? «700».  

Desde la sede nacional del SUPel clamor llega al cielo, señalando al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, al que acusan de desoír las continuas peticiones del sindicato de reforzar las plantillas de Ceuta y Melilla, y de no informar sobre las condiciones higiénico-sanitarias con las que van a trabajar.  

Resignado, Francisco Bravo sabe de sobra que cuando pase la tempestad, los 250 que vinieron a ayudar (insuficientes para su sindicato) volverán a la Península. Se quedarán los 460, que no 300 (espartanos), pero casi.