La salud mental, a examen

María Jesús Álava
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La pandemia ha causado un gran impacto en todos los grupos de población, al margen de que tuvieran antes problemas psicológicos

El 10 de octubre se celebró el Día Mundial de la Salud Mental y la víspera se publicó un estudio en The Lancet, donde el doctor Damian Santomauro, del Centro de Investigación de Salud Mental de Queensland, en Australia, afirma que «los hallazgos destacan la necesidad urgente de fortalecer los sistemas de salud mental para abordar la creciente carga de depresión clínica y los trastornos de ansiedad en todo el mundo, que han aumentado más de un 25 por ciento a nivel mundial durante la pandemia».

En el mismo sentido, la OMS pronostica que, en las circunstancias actuales, uno de cada cuatro personas tendrá problemas de Salud Mental.

En España, hemos tenido un impacto sin precedentes de la pandemia en la salud mental. La demanda de atención psicológica ha subido exponencialmente. A nivel de la población en general, se ha observado un claro aumento en los niveles de ansiedad y estrés, con varias encuestas que muestran que alrededor de un tercio de las personas adultas reporta niveles de angustia. Entre la población más joven, esa cifra llega a una de cada dos; y más del doble de las personas que han acudido a estos servicios de salud mental son mujeres.

El impacto es muy significativo tanto en personas que ya tenían dificultades psicológicas, como en personas que, en principio, no tenían ningún problema.

La franja de edad de más afectación ha sido la de jóvenes y adolescentes. Según los estudios que hemos realizado en nuestro equipo, en el área infantil encontramos patrones que están relacionados con la introversión, perfiles evitativos, impulsividad y padres con dificultad de autorregulación.

En adultos encontramos personas con alta necesidad de control, miedo a la incertidumbre, déficit de habilidades en regulación emocional, y en muchos casos con rasgos obsesivos y de extraversión.

En cuanto a la afectación psicológica en los distintos estratos sociales, no se encuentran diferencias significativas entre unos estratos y otros, afectando de forma global y general a toda la población.

En el mundo de la psicología hemos aprendido en estos últimos meses la importancia de reforzar las primeras ayudas psicológicas para que cualquier persona pudiese tener acceso a un psicólogo, como los dispositivos telefónicos durante la cuarentena.

La importancia de adaptarnos a las nuevas tecnologías y tener recursos para poder abordar las consultas de forma online.

Hemos reafirmado la importancia del papel del psicólogo para la intervención en momentos de crisis y lo crucial de favorecer factores protectores y de fortalecer la inteligencia emocional desde todas las edades.

Según el estudio clínico PsicAP -Psicología en Atención Temprana- realizado con más de 1.000 pacientes evaluados y tratados, con siete sesiones de tratamiento, las personas ya muestran mejoría y se puede evitar el uso de psicofármacos.

Se trata de aprender a manejar las situaciones con técnicas de relajación o de reestructuración cognitiva, y de esta forma se puede reducir la ansiedad y la depresión hasta tres o cuatro veces más que con psicofármacos.

Además, las personas se sienten más seguras. Aprenden a confiar en ellas y saben que tienen recursos para afrontar con éxito su día a día.

Por eso es tan necesario aumentar la ratio de psicólogos en atención primaria.

En Atención Primaria en España la media no llega a seis psicólogos por cada 100.000 habitantes, mientras que en Europa hay 18 psicólogos por cada 100.000 habitantes.